A diferencia de otras “picadas”, en la víspera, los jóvenes robaron dos conos ordenadores de tránsito en una estación de servicios de Belgrano y Las Heras.
No fue todo. También llevaron consigo un pesado adoquín. Después de un viaje carente de emoción, los motociclistas detuvieron la marcha en Necochea Nº 113. Allí, arrojaron el adoquín contra una camioneta Chevrolet, dominio SPN 264, propiedad de Tomás Reinaldo Bernasconi.
El propio vecino denunció ante las autoridades de la Seccional Trece que los motociclistas le provocaron serios daños en la luneta y el parabrisas. El vecino entregó a la policía la prueba del delito.
Noche de peligro
Entre risas y acelerando a fondo, los sujetos continuaron la marcha. Pocas cuadras más adelante, en Quintana e Yrigoyen, lanzaron uno de los conos contra una camioneta perteneciente a la Comisaría Segunda del Menor y la Mujer.
También las consecuencias fueron daños graves: el objeto destrozó la luneta del vehículo que había sido cambiado semanas atrás, tras varios meses de inactividad.
Un agente de seguridad privada contempló tamaño espectáculo. Sin dudarlo, horas después se presentó en la policía y aportó detalles valiosos para la causa.
A raíz de las derivaciones de aquel paseo nada tranquilo, varios efectivos del Comando Unificado de Patrullas (CUP) salieron en busca de los motociclistas sospechosos.
Según fuentes policiales, los jóvenes empezaron a acelerar y a dividirse en el centro, algunos tomando por calles de contramano y a gran velocidad, poniendo en peligro la integridad físicas de otras personas.
Cerca de diez minutos después, cinco jóvenes fueron detenidos cerca de la autopista. En el fragor de la literal persecución, dos ciclomotores habían sido abandonados por sus conductores.
Ayer, cuando la cordura retornó a los protagonistas, éstos permanecían demorados en la policía. Se los acusa de “daño contra la propiedad privada y contra el Estado provincial”.
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