Para llevar a cabo estas acciones, Smeriglio subrayó la apertura institucional hacia el medio en un trabajo intenso con los Gobiernos, sectores de las Universidades, organización productores y empresas para “llegar a cada rincón de la región”. En este marco se realizó un trabajo de “zonificación” y un relevamiento de opinión sobre el rol del INTA en la sociedad y en que medida ese rol se esta cumpliendo. Ante esto, reconoció falencias y limitaciones por corregir y a partir de las cuales se elaboró la nueva planificación que implicó una modificación en las formas de trabajo y en las articulaciones con los actores del medio.
Además de las nuevas metodologías de trabajo, remarcó la importancia de capacitar los recursos humanos de la institución para mejorar “aspectos de la calidad de la organización y del desarrollo de los territorios, consolidando a la vez las líneas tradicionales de investigación como el ganadero, olivo, nogal y vid”.
Amplió esta necesidad de capacitación ante las críticas recibidas en los talleres realizados el pasado año y donde “la comunicación con el medio” fue uno de los puntos más débiles. En este tenor, la problemática del manejo del agua fue una necesidad ampliamente requerida y para esto se iniciaron jornadas de formación a profesionales en regadío, entre otras como el manejo del sistema productivo comercial para fortalecer y dar respuestas tendientes al desarrollo.
Para finalizar, Smeriglio remarcó que “el esfuerzo interno ha sido muy importante” y reconoció que “generar cambios de fondo nos cuesta a todos, pero son necesarios en una sociedad que nos pide juntarnos hacia dentro y hacia fuera para dar respuesta a los requerimientos que ésta demande”.