Este nuevo don de Dios para la Iglesia y el mundo nos llena de alegría, y nos invita a dar una respuesta generosa y perseverante. Ante todo rezando cotidianamente por el Papa Francisco, según su pedido constante. Además queremos acompañarlo, cada uno desde nuestro lugar, en su empeño por dar a la Iglesia un nuevo impulso misionero que la lleve a las periferias geográficas y existenciales, mostrando a todos el rostro misericordioso de Dios.
Asumimos el compromiso de animar el camino pastoral de la Iglesia que peregrina en la Argentina según la luminosa enseñanza de la Exhortación Apostólica sobre la Alegría del Evangelio, así todos nos renovaremos con la “dulce y confortadora alegría de evangelizar…”.
Ponemos estas intenciones y el ministerio pastoral del Papa Francisco en las manos maternales de Nuestra Señora de Luján.
Los obispos de la Comisión Permanente