Catamarca
Viernes 26 de Abril de 2024
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Milena Busquets recrea desde la ficción el vínculo que tuvo con su madre

En la novela También esto pasará la escritora Milena Busquets recrea desde la ficción el vínculo que tuvo con su madre a través de un relato mechado con marcas autobiográficas, pero que adquiere vida propia de una manera trepidante y conmovedora.
"(...) En parte consciente, supongo, de que el amor de mi vida eras tú y de que ningún otro amor huracanado podría con el tuyo. Después de todo, amamos como nos han amado en la infancia, y los amores posteriores suelen ser sólo una réplica del primer amor", dice la protagonista de la novela, recién publicada en la Argentina por Anagrama.

En la primera escena Blanca, de 40 años, asiste al funeral de su madre en el cementerio de Cadaqués, ese pueblo situado en la Costa Brava en el que la editora Esther Tusquets (1936-2012) pasaba los veranos en una casa frente al mar.

A esa casa -donde pasó su infancia la escritora- decide trasladarse Blanca, rodeada por sus seres queridos, para elaborar la pérdida a través de un diálogo imaginario con su madre que atraviesa todo el texto, mientras la vida se abre camino de nuevo con fuerza y la realidad se fusiona con la ficción.

(...) "Recuerdo habernos mirado en algún momento a través de una mesa llena de gente, o paseando por una ciudad desconocida, o en medio del mar, y haber sentido las dos que caía polvo de hadas sobre nuestras cabezas y que tal vez no nos pondríamos a volar allí mismo como aseguraba Peter Pan pero casi", escribe la autora en el epílogo.

Milena Busquets nació en Barcelona en 1972 y se licenció en arqueología en el University College de Londres. Trabajó durante muchos años en el mundo editorial, publicó Hoy he conocido a alguien en 2008 y esta es su segunda novela, que despertó una gran expectativa en la última Feria del Libro de Frankfurt y ya se ha vendido a 29 países.

"El tono, la voz de la novela, es la mí­a, la única que tengo como escritora. Creo que uno no decide cómo va a escribir un libro, lo escribe como puede, a trancas y barrancas, en lucha contra uno mismo y sus limitaciones", dice la escritora en una entrevista vía mail con Télam.

Es interesante el cruce de la muerte de tu madre con tu propia vida, con la vida de ella y la vida de un pueblo, un escenario que adquiere protagonismo en el relato ¿tuviste esta percepción?
Creo que uno nunca sabe muy bien lo que está escribiendo o la percepción que tendrán los demás sobre ello. Yo me puse a escribir una historia, hice un esquema muy detallado de lo que serí­a la novela, capí­tulo a capí­tulo, y me ceñí­ a él. Desde el principio supe que habrí­a, por un lado, el diálogo con la madre muerta, y por otro, la vida cotidiana de la protagonista durante un verano en Cadaqués, pero no sabí­a (ni me importaba) si nada de eso iba a interesar a alguien. Mi única preocupación era escribir el libro lo mejor posible.

"Mi lugar en el mundo estaba en tu mirada y me parecí­a tan incontestable y perpetuo que nunca me molesté en averiguar cuál era", dice la narradora como si esa pérdida conllevara una redefinición de la propia identidad... En tu caso ¿fue así­?
Sí­, absolutamente. Creo que ocurre lo mismo con todos los grandes amores (sean de una madre, un hijo o un hombre): nos sitúan en el mundo, nos enraí­zan. Aprender a vivir sin eso es todo un trabajo.

¿La ficción fue una manera de asimilar la pérdida? ¿De resistir el También esto pasará del título?
La novela, en el plano de mi vida privada, no ha servido para nada. Sigo echando de menos a mi madre constantemente. No creo en la literatura propia como terapia. A mí­ me ayuda, me sana, leer a otros autores, no escribir.

El libro por momentos tiene una dimensión casi filosófica y otros de una extrema liviandad como un contrapeso que se equilibra solo y le da mucha veracidad al diálogo entre madre e hija ¿Fue algo buscado adrede? ¿Fluyó de manera natural?
Gracias. Era intencionado pero, a la vez, me parecí­a lo más natural del mundo, incluso en medio de la tragedia más terrible, de la depresión más profunda, siempre hay momentos luminosos, cómicos o frí­volos, si no la vida (y la literatura) serí­an insoportables.

En la novela se perfilan otras relaciones cuyo común denominador es el amor, la pasión, el sexo, como si la confrontación con la muerte exacerbara la vida en todas sus facetas...
Sí­, es posible. Blanca, la protagonista, intenta "volver a la vida" a través de los sentidos, ya sea el sexo, el mar o el vino blanco. Creo que es muy peligroso (y más fácil de lo que parece) dejarse arrastrar por los muertos, Blanca responde a la violencia de la muerte con la violencia (y la fuerza) inapelable de la vida.

¿Cómo fue ser la hija de Esther Tusquets, una mujer tan fuerte, tan emblemática de su generación?
Fue maravilloso, apasionante, difí­cil a veces. Jamás la vi como a una mujer "emblemática de su generación" (era la persona menos vanidosa del mundo), si no como a una madre, con la que salí­a de compras, reí­a, viajaba, iba al teatro, charlaba. Compartí­amos muchí­simas cosas. Fue una madre estupenda.

Fuente: Télam

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