Durante su homilía, el Obispo resaltó la vida como un don de Dios, que debe ser valorado y protegido, y dijo que la vida de cada uno debe ser un crecimiento en la fe y el amor a Dios.
En un costado del altar, engalanaba el lugar un cuadro que muestra la vida de Mons. Urbanc y su crecimiento en la vida de Dios. Con emotivas palabras y compartiendo anécdotas familiares, describió cómo se observaba en la pintura desde el matrimonio de sus padres, pasando por todos los sacramentos que recibió, hasta su ordenación episcopal; destacando la importancia y responsabilidad que tienen los padres y la familia en la formación de las personas.
Luego de la misa compartió un brindis en el que sacerdotes, jóvenes de distintos movimientos y colaboradores del Santuario, le cantaron el cumpleaños feliz y luego compartió una deliciosa torta, que fue servida a los presentes.
En horas del mediodía también compartió un almuerzo, como parte de los festejos, en la Casa de Retiros Espirituales Emaús, con los sacerdotes de la Curia local, empleados y colaboradores del Obispado y Mons. Vicente Bokalic, Obispo Auxiliar de Buenos Aires.