La integración de niños ciegos, con retardo mental, hipoacúsicos, o con trastornos de personalidad, junto a chicos sin estas discapacidades, se logra a través de la murga, una expresión de música callejera que representa a los barrios y que propone una actividad creativa y artística.
Las murgas como forma de expresión para que estos chicos muestren y desarrollen otras aptitudes, nació en el año 1997 cuando la musicoterapeuta Sandra Rosales y el docente Félix Loiácono se dieron cuenta que hasta ese momento "las actividades de integración sólo estaban centradas en el aspecto intelectual", según dijo a Télam la primera. (Télam)