"Qué grandes escritores -insistió el pensador, de 85 años-. Si se hubiesen aislado en la torre de marfil, serían tan famosos como Borges o Sábato. Pero salieron a luchar por los necesitados. Y los eliminaron".
El autor de "Los anarquistas expropiadores y otros ensayos" (1975) exclamó: "Los militares eliminaron a la mejor generación de nuestro país. Tiraban cuerpos desde los aviones, robaban bebés, torturaban mujeres. ¿De dónde sacaron tanta crueldad estos generales argentinos?", se preguntó el ensayista.
Bayer fue amenazado y perseguido debido a sus obras, sobre todo por "Los vengadores de la Patagonia trágica", libro que inspiró a la película "La Patagonia Rebelde", dirigida por Héctor Olivera.
"Le dije a mi mujer que se fuera con mis hijos y me refugié en la quinta de unos amigos, unos anarquistas españoles. Pero ellos no leían el diario porque no querían recibir ningún mensaje de la burguesía.
Entonces, a los dos meses, me fui con mi familia. Pero cometí el error de volver a Buenos Aires en enero del 76, y me tuve que volver a exiliar en junio de ese año", contó el autor de "Severino Di Giovanni, el idealista de la violencia".
Y continuó: "Pude salir gracias a la Embajada de Alemania, pero el oficial que me retuvo en el aeropuerto me dijo, antes de dejarme ir, que jamás volvería a pisar el suelo de la patria. En el avión pensé que quizás eso que me había dicho era cierto. Pero no lo era".
"Poder estar acá es un milagro, son las fantasías de la realidad, y mucho de esto es gracias a estas grandes mujeres, las Madres de la Plaza", expresó el homenajeado.
Por su parte, Cortiñas dijo: "Son muchos años y caminatas las que hemos compartido las Madres con Osvaldo. Muchos años escuchándolo. Para nosotras es el gran historiador, su memoria es increíble".
"Estar en esta mesa me trae el recuerdo de esos años tan dramáticos que vivimos -deslizó la Madre de Plaza de Mayo-. Osvaldo fue siempre una voz serena que nos orientó. También lo hemos visitado en Alemania. Fuimos con mucho miedo, con el terror que nos perseguía, y verlo a él significaba un peligro. Siempre fue un poco peligroso Osvaldo".
Según Cortiñas, Bayer "no se olvida de nadie; en cada crónica que hace se acuerda de la gente que está mal, también se acuerda de los buenos momentos y nos cuenta historias de la Patagonia para hacernos saber más".
"Y su lucha continúa, en estos años, con el acompañamiento a las poblaciones indígenas: sus conflictos, que algunos quieren minimizar, Osvaldo los pone sobre la mesa en sus crónicas", dijo.
Y agregó: "Tiene una memoria que yo quisiera tener aunque sea media hora por día, es increíble. Su motor de vida nos ayuda a seguir. Siempre nos protegió a las Madres. Siempre buscó la justicia. Bayer se encargó de difundir en Europa lo que vivíamos acá, con el terrorismo de Estado".
"Para nosotras tiene un lugar muy profundo en nuestro corazón, nos representa a todos: a los que desaparecieron, a los que se fueron, a los que se quedaron, a los que sobrevivieron. En cada línea que escribe están nuestros hijos y nuestras hijas", afirmó Cortiñas.
A su turno, Horacio González señaló: "Osvaldo Bayer es un pensador moral. Alguien que configura la historia del punto de vista de los perseguidos, de los que sufrieron más. No hay nada escrito por él que no tome conciencia de la voz de los humillados, no en un periodo especifico, sino en una Argentina que va de los años 20 en adelante. En su obra, esos que han sufrido, son una categoría universal".
"Sus obras están presentes en una dimensión mitológica -indicó el director de la Biblioteca-. No hace falta leerlas porque ya son encarnaciones vivientes de un mito que no constituye alejarnos de los que sufrieron, sino estar ahí con ellos. Es un vindicador, y lo que hace el vindicador es recordar que hay que situarse sobre la base del sufrimiento de la historia, para poder empezar a pensar".
Entonces, continuó González, "de algún modo, aparece la tentación salvadora. La tentación de revivir aquello que se ha herido, y Osvaldo lo hace de una manera particular, porque no ejerce un mensaje consolador, sino que maneja la materia más fuerte de la carne viva de la historia: el sentimiento. Y lo hace para darle una voz a las víctimas y para ensayar un tipo de redención, acaso laica y democrática".
Fuente: Télam
