Que, aunque hoy poco difundidos, se podrían considerar como el germen de muchas acciones del arte contemporáneo.
A partir de estas 80 obras y piezas graficas diversas, como afiches y catálogos se perciben también los flujos y reflujos políticos y sociales. Así como las tensiones y las opciones en la relación compleja entre la intervención en los espacios no tradicionales, donde se busca otro público y los ámbitos propios de las artes plásticas.
Los artistas grabadores tienen una larga tradición de participación política y esta disciplina fue propicia para la difusión de ideas.
Esto se pudo ver a principios de 2012 en la excepcional muestra "Claridad: La vanguardia en lucha (1920-1940)" curada por Sergio Baur, en el Museo Nacional de Bellas Artes.
De algún modo y en menor escala la Matilde Marin presenta aquí un pasaje entre las propuestas gráficas que poblaron tapas de libros diarios y revistas entre los años 20 y 40 y el renacimiento del grabado a partir de los años 60 a nivel mundial y también en nuestro país.
Con el descubrimiento de nuevas técnicas y la posibilidad de experimentar muchos grabadores argentinos continuaron su formación en 4 talleres del exterior, que propiciaban la experimentación a partir del cruce de procedimientos y la aparición del offset, el fotograbado, la serigrafía, la heliografía y luego la fotocopia, que por un lado facilitaban el trabajo y por otro abrieron la posibilidad de realizar estampas de gran formato.
Con estos cambios de tecnología también cambiaba la concepción de "la obra artística" como original donde la multiplicidad de imágenes repetidas con o sin cambios ofrecía nuevos canales expresivos y conceptuales.
Ejemplo de ello es la producción gráfica de Andy Warhol, y en esta muestra la impactante instalación de Juan Carlos Romero "El dolor", que ocupa toda una pared con la imagen de un cadáver, un joven asesinado en años de dictadura, extraída de alguna publicación, y repetida infinitas veces, con apenas unas intervenciones de color.
Esta obra es de 1988, y lleva al pie una frase de Marguerite Duras: "su boca está entreabierta. es el atardecer. ha pensado en mi antes de morir .el dolor es tan grande, se asfixia, no tiene aire. el dolor necesita espacio".
El dolor también necesita tiempo y la voz de los artistas para elaborar las tragedias colectivas.
A partir de las innovaciones técnicas donde se esfuman los límites y la gráfica invade otros campos, se crea una convivencia de textos y tipografías en el cuerpo de las obras, y surge el rico imaginario de los años 70.
Uno de esos agudos exponentes que crearon un lenguaje nuevo es Edgardo Vigo (1927-1997), que desde la ciudad de la Plata en 1966 generó el "Movimiento diagonal cero", con impresión de revistas y acciones performáticas, impulsor del arte correo e ícono de la poesía visual cuya simiente continúa hasta la actualidad, y se puede ver en las producciones contemporáneas.
Fuente: Télam