Alejandro Lissi, de 58 años, concurrió el viernes a última hora a hacer una operación en su caja de seguridad pero al parecer, como se demoró, cuando la bóveda cerró automáticamente, quedó adentro sin que nadie se diera cuenta de lo que había pasado.
A oscuras, el comerciante pasó todo el fin de semana dentro de la bóveda sin que lo detectaran las alarmas, ni que sonara alguna chicharra en los sistemas de seguridad del banco más importante del país. (Télam)