Catamarca
Sabado 04 de Mayo de 2024
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Pepe Grillo en el camino de la seda

Descubrí a Mr Gwyn de casualidad. En realidad, entré a una librería sin buscar nada en particular, caminé entre las mesas con las manos en los bolsillos, miré con hastío los anaqueles atestados de historias de vampiros enamorados, de brujos con miopía, de empresarios perversos seduciendo a jóvenes inocentes (que para los empresarios perversos es lo que las hace seductoras).
Cuando me iba, me topé con un Alessandro Baricco. Hay libros que uno los elige por el autor, sin importarle nada más. "Un Baricco nuevo", pensé entusiasmado y llevé un ejemplar al mostrador. Mientras pagaba, la cajera me preguntó: ¿Será tan bueno cómo Seda? No supe que contestarle.

La verdad es que nunca tuve la pretensión de encontrar algo parecido a Seda al leer Emaús, Océano mar, Homero, Ilíada, Novecento, City, Tierra de Cristal, Esta historia, o Sin sangre.

Es que hay libros con personajes inolvidables, hay libros con tramas que provocan insomnio, hay libros con frases que aprendemos para llevarlas siempre con nosotros, hay libros que logran generar emociones, hay libros, como dije, de autores. También hay libros mágicos y singulares, que en su lectura van generando a nuestro alrededor luz. Seda envuelve a su lector en esa luminosidad titubeante y cálida de los pábilos encendidos.

Por eso no leí el último Baricco con la expectativa de la cajera: y tuve razón: No es Seda, pero al final de cada capítulo el lector está obligado a detenerse porque siempre hay algo en lo que reflexionar.

Jasper Gwyn es novelista desde hace doce años. Es bien considerado por la crítica y se beneficia de devotos lectores. Un día hace publicar en el periódico The Guardian un listado de cosas que no quiere volver a hacer. El punto cincuenta y dos es dejar de escribir libros. No decide dejar de escribir, sino, repito, dejar de escribir libros. Tras un tiempo de no hacer nada, de pasear por Londres, de lavar ropa, mientras visita una galería de arte, Gwyn resuelve dedicarse a un oficio innovador: ser copista, crear retratos narrados de persona. Hasta el próximo párrafo, no voy a decir nada más sobre la trama de la novela. Si voy a agregar que la escritura de Mr Gwyn es elegante, que su lectura es fluida y aunque los personajes, Jasper y Rebecca, son acartonados, algo brumosos, quizá hasta previsibles en sus excentricidades, este es, sin dudas, un auténtico Baricco. Ya lo dije: no es Seda, pero no hay culpa en ello.


Ahora quisiera detenerme en un personaje secundario de la novela: la señora del fular impermeable, ya que es en este personaje donde Baricco muestra su virtuosismo literario.

Gwyn conoce a la señora del fular impermeable en la sala de espera de unos consultorios y tiene con la anciana un diálogo que le resulta revelador. Días después, cuando vuelve a buscarla para pedirle un consejo, se entera que falleció. Y es ahí, en ese período de espera, donde Baricco hace que la mujer cargue la novela en su changuito y la lleve hacia adelante: la convierte en la voz de la conciencia de Jasper Gwyn. Todo lo que sucede hasta que Gwyn abre su estudio de copista, es por consejo de la mujer. Por ejemplo:


Fuente: Télam

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