En este sentido, fuentes vinculadas al clero aseguraron que preocupa la presencia no sólo de grupos organizados a modo de sectas, sino también de personas que dicen ser “sanadores” o “curanderos”, y que tras la promesa de recomponer lazos sentimentales, llevan a sus “clientes” al fanatismo.
Uno de los sacerdotes consultados por EL LIBERAL sobre este tema, indicó que si bien “no hay una declaración oficial” de la Iglesia santiagueña, “existe una gran preocupación” pues se advierte la presencia de personas que “prometiendo soluciones mágicas para problemas muy serios, confunden a la gente que urgida de una solución se entrega con total indefensión”.
Grupos
Los grupos que más se conocen en nuestra ciudad son aquellos que practican el rito umbanda, cuyos integrantes aseguran que no son satánicos.
Del último grupo que se tuvo noticias, fue de uno que realizaba sus reuniones en el barrio Autonomía, y que estaba liderado por una pareja que hablaba con marcado acento portugués.
Menos populares eran los grupos que se reunían en el barrio Misqui Mayu y en otros barrios de la ciudad de La Banda.
“En Santiago ha aumentado mucho la cantidad de gente que participa de rituales africanos, y muchas veces la gente que no conoce se asusta”, explicó el Pai Moisés.
Los rituales umbanda se originaron en África, y se trasladaron a Brasil con la mudanza de esclavos. De allí pasó a Uruguay luego a la Argentina, adoptando distintas variaciones en cada caso.
Accionar
“El accionar de las sectas se caracteriza porque cada grupo actúa de forma diferente, por lo general te invitan a una charla con temas populares como meditación o yoga, algo vinculado al cristianismo, siempre sobre un tema muy general. A partir de ahí se utiliza mucho la técnica del amor, del ‘te queremos, te tratamos bárbaro’ y la gente, si está con un problema de salud, sentimental, familiar, termina creyendo”, explica Alfredo Silleta, periodista y estudioso del tema sectas en la República Argentina.
Respecto de la existencia de sectas que llegan a ofrecer como “sacrificio” o como “purificación” la vida de un ser humano con marcada crueldad, el estudioso analiza que estos grupos ejercen tanto dominio sobre sus seguidores que los conducen a cometer todo tipo de locuras, incluido el asesinato liso y llano.
“Hay muchos grupos con características sectarias en el país, pero sin duda los más peligrosos son aquellos en los que se vive en comunidades cerradas, aisladas, sin comunicación con el exterior ni las familias. Ahí claramente hay una manipulación mental muy fuerte de parte del ‘líder’ o creador del grupo. Mediante el aislamiento resulta mucho más simple manipular a alguien tanto física como psíquicamente”, explica Silletta.
Aseguró que en los últimos tiempos hubo un marcado crecimiento de sectas en el país. “El problema no es la ideología de la secta, sino cuando se especula con la salud y el dinero de las personas”, señaló.
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