Los fósiles fueron hallados en la década del 40 a unos ocho kilómetros de la capital mendocina en la zona del piedemonte, en el yacimiento de Divisadero Largo y fueron prestados posteriormente al Museo Americano de Historia Natural de Nueva York.
La importancia de haber recuperado los restos fósiles lo fundamenta "porque forman parte de una fauna característica de la Argentina y únicas en el mundo", explicó a Télam la antropóloga Esperanza Cerdeño, que durante dos años trabajó en la recuperación de las antiguas piezas. (Télam)