Catamarca
Viernes 26 de Abril de 2024
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Reglas para una vida sin reglas

Una comunidad habitada por personajes fuera de lo común, con nombres y oficios extraños, es el territorio donde transcurre Las reglas de Burroughs, la última novela de Sebastián Chilano, ganadora del certamen nacional "Laura Palmer no ha muerto".
Una pareja viaja en un tren viejo y sucio. Ella duerme y él observa. Mira a los pasajeros, al campo de girasoles, al guarda que pide los boletos. Aparece un policía y pide que bajen las ventanillas metálicas. La gente obedece, menos un hombre que se queja. El viaje sigue en la oscuridad y empiezan a tirar piedras desde el exterior. Ella se despierta y antes de que él pueda explicarle, un vidrio se rompe.

El tren se detiene y los pasajeros entran en pánico. Él busca la mano de su novia pero no la encuentra. Mira por la ventana y la ve corriendo hacia el campo. Se baja y la busca. El tren se va y la pareja se queda en la inmensidad del campo, al acecho de los atacantes. Así comienza la novela de Chilano, publicada por Gárgola, ganadora del Primer Premio en el Tercer Certamen Nacional de Novela "Laura Palmer no ha muerto".

- T: La novela tiene un ritmo particular. Hay un avance irracional de la historia, pero que no deja de ser verosímil. Como si las cosas pasaran entre la reflexión del narrador y lo que no se puede decir, ni decidir, solo hacer...
- Ch: Después del juego de tiempos en Riña de gallos (novela publicada en 2010) tuve la necesidad de escribir con otro método. Necesité centrarme en una historia lineal, sin sorpresas en cuanto a los cambios temporales. Quería que el avance irracional de la historia pasara por los personajes y sus interrelaciones.

Si en Riña de gallos el vértigo estaba en no entender los vaivenes del tiempo, en Las reglas de Burroughs los vaivenes debían estar en el carácter de las personas. Y también en el lugar. El ámbito fue muy importante para el desarrollo de la novela y para tener en claro los personajes, primero tuve que crearlos a ellos antes de la historia.

Así nacieron Marcos, Julieta, Tex, los hermanos que fueron Testigos de Jehová, el tío Víctor y todos los demás. En un cuaderno puse sus nombres y sus características sin saber qué iban a hacer después. No todos los personajes delineados en el cuaderno están en la novela, algunos se quedaron afuera, pero la mayoría se ganaron el derecho de estar.

- T: En cuanto al narrador, Marcos, es como si estuviera preso de los acontecimientos, sin llegar a estar seguro nunca de lo que hace, siempre observando y esbozando un análisis que no puede terminar de formarse por la imposición de los hechos.
- CH: Marcos hasta cierto punto es un observador. Ni siquiera se molesta en analizar. Parece por momentos que carece de sentimientos y las cosas le suceden y el no puede ni quiere evitarlas.

Pero, en su viaje, en el viaje de todo héroe que se gesta de la vulgaridad a la magnificencia, Marcos cambia y en un momento trata de manejar la situación que lo rodea. Ese ímpetu no le dura mucho.

- T: El personaje de Julieta resulta más extraño, algo siniestro, como si avanzara con un conocimiento oculto de las cosas, incluso a pesar de ella misma.
- Ch: Julieta es todo lo contrario. Dan ganas de decirle que se frene. Que no haga tantas cosas, que se detenga a explicarnos, porque lo que ella entiende no lo podemos entender. Y hasta quisiéramos que Marcos le dijera esas mismas palabras. Pero Julieta está tan distante de Marcos como de los lectores.

- T: La idea de la comunidad, con sus extraños personajes, plantea una vida fuera de lo estipulado, lo formado, para ver algo diferente. ¿Ahí aparece la cuestión de las reglas?
- Ch: Las reglas que Burroughs da en el prólogo de su libro Almuerzo desnudo como guía de conducta de un adicto, marcan la división de cada parte de esta novela y son reglas generales como "Nunca des por nada", "Nunca des más de lo que tienes que dar" o "Recuperar todo lo posible".

La comunidad en que se desarrolla la novela acepta las reglas de Burroughs como una comunidad cristiana acepta el dogma de su Dios. Hay reglas que nos vienen dadas previamente y es difícil cuestionarlas, porque cuando se las cuestionan (o al menos eso nos hacen creer) toda la estructura de la sociedad se puede caer.

-T ¿Qué literatura estuvo presente al momento de escribir la novela y cuál te interesa en general?
- Ch: Me gusta pensar que leo cualquier libro que caiga en mis manos. Pero cada vez me cuesta más leer clásicos. Trato de leer autores contemporáneos y locales. Algunos pueden decir que es un error, que los clásicos ya tienen el peso del tiempo sobre las espaldas y perdurar les da un prestigio que los contemporáneos no tienen. Puede ser. Pero también es interesante saber qué se escribe ahora. Saber cómo se cuenta. Qué se cuenta.

Claro que me voy a contradecir porque antes de empezar con Las reglas de Burroughs terminé de leer Viaje al fin de la noche de Louis Ferdinand Céline, La ciudad de Mario Levrero y el Almuerzo desnudo de Burroughs. Ahora, acabo de leer El encierro de Ojeda de Martín Murphy, voy por la mitad de El fin del mundo y un despiadado país de las maravillas de Haruki Murakami, y la próxima lectura será Pili de Patricio Chaija.

Fuente: Télam

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