La camioneta en la que se movilizaban los cordobeses había tenido un desperfecto mecánico en medio de las salinas ubicadas entre los departamentos Ojo de Agua y Loreto. No tenían comunicación telefónica y no sabían hacía dónde ir, especialmente porque en el inmenso desierto de sal no hay puntos de referencia para encontrar el camino correcto.
Fueron horas de angustia. Un equipo periodístico de EL LIBERAL acompañó la búsqueda de los jóvenes junto al personal de la Policía santiagueña y al padre y hermano de Pablo, David y Héctor Eli, respectivamente, quienes habían recibido por última vez una comunicación telefónica el lunes a las diez de la mañana. A partir de allí, nunca más habían tenido información del paradero de los exploradores.
Los jóvenes se movilizaban en una camioneta Toyota Hilux blanca, dominio FEP 957, en la que fueron vistos por última vez en esta ciudad, antes de que ingresaran en la inmensa planicie de las salinas.
Sin comunicación
Los insistentes llamados telefónicos realizados por los familiares nunca fueron contestados. La empresa de telefonía móvil informó que la última llamada realizada desde el celular de Eli había sido desde la ciudad de Loreto.
La familia Eli no dejó pasar mucho tiempo y sobrevolaron la zona en un helicóptero particular. Recorrieron la zona de la laguna Pato Parado, en el límite entre Córdoba y Ojo de Agua, y continuó por las Salinas loretanas, sin obtener el más mínimo indicio de los jóvenes.
En horas de la tarde de ayer, se unió a la búsqueda el helicóptero de la Policía de la Provincia que cubrió la zona del suroeste loretano. Luego de este recorrido ambas aeronaves aterrizaron al sur de esta ciudad para coordinar las acciones a seguir, teniendo en cuenta que ya quedaban pocas horas de luz natural.
Sin embargo, cuando todos se aprestaban para realizar un nuevo sobrevuelo llegó la feliz noticia. A las 17.43 sonó uno de los teléfonos de David Eli, el que fue atendido por su hijo Héctor, quien sólo atinó a decir con voz eufórica: “Aparecieron, están los dos bien en Ojo de Agua”.
No hicieron falta más palabras. Los familiares de Pablo Eli respiraron aliviados y descargaron las tensiones en las lágrimas de alegría.
Los jóvenes caminaron unos 20 kilómetros
Salir del desierto de sal de Ojo de Agua y Loreto no es fácil. Es una inmensa planicie donde no hay puntos de referencia y hasta para los baquianos de la zona, se les hace difícil encontrar el camino de regreso.
Esto lo sufrieron en carne propia Pablo José Eli y Juan Dichiara, quienes no pudieron solucionar un problema mecánico de la camioneta Toyota Hilux y tuvieron que buscar alternativas de salida. Sin embargo, no había señal telefónica y tampoco se vislumbraba una huella en el desierto blanco.
Caminar era la única salida, en busca de alguna casa o un poblador que los guiara hasta la próxima ciudad. Fueron unos 20 kilómetros a pie –revelaron fuentes policiales- hasta que los cordobeses encontraron un camino ancho y vislumbraron en el horizonte un vehículo, cuyos ocupantes finalmente los ayudaron a llegar hasta la villa de Ojo de Agua.
Fuente/ elliberal.com.ar/
