La génesis del grupo de cumbia tucumano que saca chapa de haber tocado tres veces en un año en "Pasión de sábado" ("llegar a ese programa es muy difícil y el sueño de todo cumbiero", dirán) se enreda en el tiempo. Se saca en limpio, sí, que el planteo de formarse como banda ocurrió hace siete años, que hubo varios cambios en la formación y hasta en el nombre (antes se llamaba "La líder") y que hoy su estilo ha quedado definido entre la cumbia romántica y latina, y el reggaeton. "Al principio hacíamos covers, pero ahora tenemos letras propias. La idea es mantener un ritmo pegadizo, sin incitaciones a la violencia ni doble sentido", explica Jonathan, más conocido como "Yenkyy", compositor y uno de los cantantes.
¿Ha sido esa la fórmula del éxito? Los chicos -sus edades oscilan entre los 19 y los 26 años- no podrían asegurarlo, aunque César, el mayor y uno de los pocos sobrevivientes de la constitución originaria, cree que el fuerte del grupo son los shows en vivo. "Cada fin de semana hacemos cuatro presentaciones por noche, aunque en carnaval el número seguramente aumentará. En Buenos Aires también tocamos hasta en seis boliches en cuestión de horas, y nos llaman mucho de localidades del interior y de Salta, Jujuy, Catamarca y Santiago del Estero", enumera. Admitirán luego que con soñar no basta y que en el camino han tenido que enfrentarse a públicos parcos ("nunca nos silbaron, pero ciertos sectores nos rechazaban") y a un centralismo desconsiderado ("algunos porteños nos dijeron que sonábamos muy bien para ser del interior, discriminando la música de las provincias").
El guacho policía
Sorprenda a quien le sorprenda, los tucumanos pueden vanagloriarse de sus conquistas. No sólo de las musicales -ya tienen en la calle su primer disco y están reuniendo material para un segundo- sino también de las amorosas. "Las fanáticas intentan colarse en la combi en la que viajamos, se agarran de las ventanillas y corren detrás de nosotros. Otras veces, en el intento por tocarnos, nos rompen la ropa y nos roban las gorras o los lentes. ¡Es un descontrol!", se asombra Pablo, el otro cantante.
Cuando alguien se acuerda de las novias (o símiles), llega el tiempo de las bromas. Señalan a los comprometidos, a los que tienen más levante, a los que no desaprovechan las situaciones, y después de las risas llega la conclusión: mantener una relación sentimental se hace difícil insertos en tanto acoso y locura femenina. "Impensable en el Delfín Gallo en el que crecieron, ¿no?", se les pregunta. "Y sí, muchas de las cosas que nos han sucedido eran impensables entonces", sonríen.
Por las dudas, aseguran, cada uno cuida su trabajo paralelo. Hay entre ellos algunos que se desempeñan en la construcción, varios que estudian, uno que trabaja en una destiladora de alcohol... ¡y hasta un policía! Sí, ese es Enzo, que cada fin de semana alterna la vigilancia ciudadana con su tarea de sonidista.
"Tomamos el trabajo de músicos como uno más, sabemos que hoy nos va bien y que mañana todo puede esfumarse", admite Ezequiel, y entre todos añaden que esa también es la razón por la que no se la creen y siguen haciendo, con algunos años más en la espalda, lo mismo que hacían cuando simplemente eran 10 amigos del barrio. Se nota esa complicidad, y hasta cierto flashback a tiempos más ingenuos cuando, al momento de saltar desde un filo del piletón para la foto, uno de ellos se regocija: "¡uy, buenísimo, como los Power Rangers!" Y aunque ellos se rían, algo de héroes han de tener los Retumba porque, de hacer covers en festivales pueblerinos, han pasado a ser referentes de nuevos grupos, que cantan y citan sus canciones. Vaya superpoder.
Fuente: lagaceta.com.ar