Gracias por su entrega generosa para cumplir acabadamente la difícil y maravillosa tarea de modelar varones y mujeres útiles a la sociedad y a nuestra Patria Bicentenaria.
En el Año de la Vida y del inicio de la Misión Diocesana Permanente en Catamarca, los insto a ser colaboradores de la obra de amor de Dios, a través de la defensa de la Vida humana en sus distintas etapas, y a contribuir al desarrollo de ciudadanos responsables, para que no seamos meros habitantes de este suelo argentino.
Imploro bendiciones al Todopoderoso, para que sea El quien los anime y premie el esfuerzo y entusiasmo que ponen cada día frente a los alumnos, a las familias y a la sociedad.
Que María, Madre y Maestra, en su advocación del Valle, junto con los Santos Educadores, los acompañe siempre.