Esa madrugada, Valeria Girling contó que junto a su hija Celina, de 14 años, estaban durmiendo en el primer piso de la vivienda de barrio Tunuyán cuando sintieron la lluvia.
Dijo que al intentar ir a la planta baja se dieron con que la piedra llegaba a la altura de las paredes y el agua comenzaba a inundar la parte superior de la casa.
“Salvamos la vida de milagro. Estábamos a 10 centímetros del techo. La única ventada que daba a una terraza estaba tapada por el hielo. No podíamos salir hasta que por suerte reventaron las paredes del living y el nivel empezó a bajar", recordó.
"Abrí las ventanas no sé cómo porque las paredes estaban electrificadas. Salimos a la terraza a gritar. El vecino del fondo entró y se llevó a upa a mi hija y yo bajé”, agregó.
“Corría un río por mi casa. Cuando me asomé de la planta alta a la escalera vi el living lleno de hielo. Estaba a 10 centímetros del techo. Al estar tapado subía todo y empezaba a inundar arriba. Empieza a flotar la cama de mi hija y le digo que no se baje porque veo que las luces empezaban a titilar”, comentó.
“Cuando empezó a bajar el agua, me bajé de la cama y me acerqué a la escalera. Ahí vi que el agua había volteado la pared y era un río”, acotó.
Tras la pesadilla que vivió, ahora solicita ayuda porque perdió todo. “Necesitamos una casa prestada. Soy docente gano 3.500 pesos y no puedo alquilar. No quedó nada. No tengo padres ni familia”, finalizó.
Informe de Cristian Moreschi
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