La funcionaria, médica especializada en adultos mayores, informó que en el país existen 3.696 residencias de larga estadía, con porcentajes mayores en las zonas y localidades donde se encuentra la mayor cantidad de personas envejecidas: Capital Federal y las provincias de Buenos Aires, Córdoba y Santa Fe.
"Estos datos fueron obtenidos del censo de 2010. Lo que nosotros hicimos fue tomar una muestra de estas residencias de larga estadía, tanto públicas como privadas, y realizar una encuesta pormenorizada para conocer sus características y analizar la legislación que las regula", informó Roqué.
Si bien advirtió que "todavía no hemos terminado de procesar toda la información", en base a lo analizado "las características edilicias son buenas en general, aunque hay que mejorar algunos temas de accesibilidad, y muchas de estas instituciones tienen camas disponibles, es decir, no hay lista de espera en todas, como se cree popularmente".
Según la funcionaria, "el mayor problema que detectamos hasta donde observamos es la concepción de las residencias, que sigue estando bajo el paradigma asistencialista y no de derechos humanos".
La especialista aseguró que "esto se pone en evidencia cuando, por ejemplo, preguntamos sobre la formación gerontológica del personal y más de la mitad no tuvo, o cuando observamos pocos equipos interdisciplinarios, pocas reuniones de equipo y también poca consulta con los residentes para definir acciones".
"Es decir, que en definitiva, lo que vemos es que sigue primando la mirada asilar, un enfoque de la vejez como un tema médico", describió e informó que desde la DINAPAM (que pertenece a la Secretaría de Niñez Adolescencia y Familia del Ministerio de Desarrollo Social de la Nación) desarrollan diferentes líneas de trabajo para contribuir con el cambio cultural necesario.
"Por un lado, tenemos un programa que forma Cuidadores Domiciliarios, con el que pretendemos fortalecer la posibilidad de que el adulto mayor envejezca en su casa ya que nosotros creemos que las residencias de larga estadía deben ser opciones para personas no autoválidas como último recurso", sostuvo.
Y añadió: "otro trabajo en este sentido fue la creación de un posgrado en Gerontología junto a la Universidad de Mar del Plata, porque muchas de las cosas que hay que cambiar en las residencias de larga estadía no requieren dinero, sino un cambio cultural".
El marco legal que regula el funcionamiento de estas instituciones fue otro aspecto del estudio ya que, según señaló Roxana Croas, miembro de la DINAPAM que trabajó en este aspecto, explicó que "no existe una ley nacional, porque se trata de un tema que deben regular las provincias y, en muchos casos, el municipio", lo que "da como resultado una multinormatividad".
Como correlato de la mirada que asocia vejez con enfermedad, el 71% de la legislación vigente indica que las residencias de larga estadía deben ser habilitadas por el área de salud, y como espejo de la mirada asistencialista el 98% de la normativa no tiene previsto el consentimiento informado del adulto mayor, es decir, que la persona pueda ser consultada sobre si quiere o no quedarse.
"Otro dato de las leyes que rigen la actividad, que según lo que relevamos hasta hoy es mejorado en las prácticas, es que el 88% establece como requisito de ingreso que las personas no tengan deterioro cognitivo", describió Croas.
Y agregó que "ninguna ley menciona la ´autonomía´, entiéndase por esto no la falta de dependencia sino la capacidad de las personas a decidir sobre su vida, que debería ser un valor por el cual todas las residencias deberían trabajar".
El adelanto de los datos de este relevamiento, cuyos resultados definitivos estarán listos para el año próximo, fueron presentados en el marco del 2ºCongreso Latinoamericano de Gerontología Comunitaria que se realiza desde ayer y hasta el sábado en la Facultad de Ciencias Ecómicas de la UBA, de la Ciudad de Buenos Aires.
El encuentro, organizado por la DINAPAM y la Facultad de Psicología de la UBA, reúne a más de 3.500 participantes entre profesionales de la salud, trabajadores sociales, comunicadores, personas formadas en gerontología y adultos mayores que debatirán sobre la construcción de una nueva vejez y una nueva mirada de esta etapa de la vida.
Fuente: Télam
