Así lo informa la revista médica británica New Scientist, en su última edición.
Esta técnica experimental y no agresiva, desarrollada por un grupo de científicos de la compañía Gendel, en Londonderry, en el norte de Irlanda, se sirve de campos eléctricos y ondas de ultrasonido para conseguir que las células dañadas se autodestruyan. (Télam-SNI).-