"Todas las lectoras lo somos, sin excepción", asegura la italiana en una entrevista de la agencia EFE, porque, en su opinión, esos arquetipos que se crearon a mediados del siglo XVIII, con la Revolución industrial y la novela como industria cultural, llegan heredados hasta hoy cuando "las mujeres son las que más leen pero, también, las mayores víctimas de un mercado editorial machista".
"La mujer tiene ya a mitad del XVIII una iconografía muy concreta. Se trataba de una mayoría que estaban leyendo casi desnudas, en ropa interior encima de la cama, y viendo esto me di cuenta de que se trataba de una alegoría perfecta", añade.
"Las mujeres no solo leían con la inteligencia sino con otras partes de su cuerpo, con sensualidad y para comerse el mundo a bocados, porque así lo alimentaba ya el mercado, mientras que los hombres leían tratados, poesía u otros textos.
Serra sostiene en la entrevista de Carmen Sigüenza que la imagen de la mujer "pornolectora" tiene su máximo apogeo en el siglo XIX, con Madame Bovary, escrita por Gustavo Flaubert en 1857.
"Ella reúne tres condiciones, y es que es adúltera, consumidora, lectora voraz y al final se suicida. Y luego llegamos a Marylin Monroe -recalca-, que representa la quintaesencia de mi planteamiento, con esa imagen que ha traspasado el mundo, leyendo el Ulises de Joyce".
El consumo masivo hoy se ejemplifica con el fenómeno comercial de las 50 sombras de Grey. "Este y otros libros que están publicando de forma veloz las editoriales para atrapar lectoras, serían el final del camino, en el que las lectoras se han convertido realmente en consumidoras de porno blando o ligero, y es aquí donde emerge el estereotipo de aquellas mujeres", afirma.
Fuente: Télam