Catamarca
Viernes 26 de Abril de 2024
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Un abordaje singular sobre la figura del psicópata

Con una audaz formulación que se desmarca del arquetipo sanguinario y anómico que ha inmortalizado el cine, el ensayista Kevin Dutton sostiene en "La sabiduría del psicópata" que no todos los individuos que revisten esta patología son potenciales asesinos y que ciertas conductas asociadas a ella pueden ser capitalizadas de manera positiva.
Tanto la criminología como la industria cinematográfica que se ha encargado de narrar el raid demencial de criaturas como Norman Bates, Hannibal Lecter o Michael Myers -el inolvidable asesino serial de la saga "Noche de brujas- han instalado un rumor con calidad de certeza: los psicópatas son una amenaza social que no admite concesiones ni atenuantes.

La investigación que decidió encarar Dutton está muy alejada de este canon, en principio porque se focaliza en ciertos principios de la psicopatía que desde su perspectiva pueden disparar el heroísmo o la fortaleza mental y hasta propiciar conductas favorables al coraje y la integridad.

De acuerdo a su definición, la psicopatía es un desorden de la personalidad caracterizado por emociones superficiales con alta tolerancia al estrés, falta de empatía, frialdad, ausencia de culpa, egocentrismo, tendencia a la manipulación y comportamientos antisociales y hasta criminales.

Pese a la impronta negativa de su descripción clínica, en "La sabiduría del psicópata" (Ariel), el psicólogo y ensayista postula que los portadores de esta patología poseen una serie de atributos positivos e imprescindibles para triunfar en el siglo XXI -son fríos, atrevidos, carismáticos y seguros de sí mismos- y destaca la posibilidad de aplicar algunos de sus comportamientos a la vida cotidiana.

Este investigador de la Universidad de Oxford sostiene que los psicópatas carecen de la empatía y compasión que en ocasiones inhibe el accionar de los sujetos ordinarios y asegura que no titubear en circunstancias de alta presión o bien detectar si un interlocutor miente o es vulnerable, no conduce necesariamente a comportamientos moralmente repudiables.

Según Dutton, en los indicadores de psicosis sobresale la tolerancia extrema en situaciones de estrés, una predisposición singular para aumentar los niveles de frialdad a medida que se incrementa la tensión. ¿Su consejo? Estimular ese rasgo psicopático, latente en todos los individuos.

El investigador insta a resignificar características de los perfiles psicopáticos como la falta de piedad, el encanto, la concentración, la fortaleza mental, la valentía, la atención y la acción, bajo la certeza de que ninguna de estas modalidades conlleva un problema en sí misma.

Un psicópata no es siempre un asesino en ciernes: existen los "psicópatas funcionales" que usan estos comportamientos para destacarse en sus campos de acción.

"La situación se vuelve peligrosa cuando todas esas características se intensifican demasiado: ahí es cuando el individuo comienza a convertirse en disfuncional -alerta Dutton-. No estoy idealizando a los criminales psicópatas violentos, porque ellos acaban con la vida de otras personas".

En el decálogo del autor, las ocupaciones más proclives a estas actitudes son los CEO (presidente del directorio de una empresa), abogados, figuras de TV, ejecutivos de ventas, cirujanos, periodistas, policías, sacerdotes o pastores, chefs y empleados públicos.

La mayoría de estas profesiones ofrecen grandes proporciones de poder, además de requerir la capacidad de tomar decisiones objetivas basadas en hechos en vez de emociones, algo que las hace especialmente atractivas para los psicópatas.

Para Dutton, la psicopatía es solo un índice de esa "escala de locura" en la que están inmersos los habitantes de las sociedades contemporáneas y en esa línea son a veces muy sutiles las fronteras entre el perfil de un neurocirujano y el de un asesino serial.

Para documentarse, el autor realizó un minucioso trabajo de campo en monasterios y prisiones de máxima seguridad, pero también se valió de registros históricos para rastrear el surgimiento de los primeros psicópatas y su replicación veloz en las sociedades modernas.

El libro incluye fragmentos de una entrevista que el autor realizó a un psicópata detenido en una cárcel de máxima seguridad, que culmina con una declaración grandilocuente del presidiario tras una afirmación del ensayista en la que remarca que ambos están "cableados" de manera diferente y por eso uno está privado de su libertad y el otro no.

"No dejes que te engañe tu cerebro, Kev, con todos esos exámenes que no te dejan ver la realidad. Solo hay una diferencia entre tú y yo: yo lo quiero y voy a por ello, tú lo quieres y no vas a por ello", dice el presidiario.

"Mírate. Tienes razón, tú estás fuera y yo estoy aquí dentro. Pero... ¿quién es libre, Kev? Libre de verdad, quiero decir. ¿Tú o yo? Piensa en ello esta noche. ¿Dónde están los barrotes de verdad Kev? ¿Ahí afuera? (señala la ventana). ¿O aquí dentro? (y se toca la sien)", acota en el extracto que reproduce la obra.

Fuente: Télam

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