Sin embargo, un año antes, cuando falleció su esposa, Le Van pasaba los días durmiendo sobre la tumba. Veinte meses más tarde, la lluvia, el frío y los vientos lo impulsaron a cavar un túnel y poder estar a su lado.
Cuando sus hijos se dieron cuenta de ello, impidieron que Le Van acudiera a la tumba. Por ello, el viudo desenterró el cuerpo una noche de noviembre del 2004 y se lo llevó a casa.
Le Van es padre de siete hijos y ha afirmado que sus vecinos no se acercaron a su casa todos estos años. “Soy una persona que hace las cosas de manera diferente. No soy como las personas normales”, declaró al mencionado diario.
Fuente/ 26noticias.com.ar