Este hombre que descubrió la literatura a los 40 años y apostó al cambio de identidad para sellar un pasado que prefiere mantener oculto, ofrece una cartografía eclipsada por el erotismo, aunque no es ajena al registro político y social que recorre de manera subterránea historias como "La educación burguesa", último de los relatos de El centro del mundo (Planeta).
"Hay un sustrato común entre las tres historias, pero al mismo tiempo creo que exponen aspectos diferentes -relata Lissari a Télam-. El centro del mundo es fantasiosa y barroca, «La diosa idiota» tiene que ver con la angustia metafísica y «La educación burguesa» muestra una dimensión política dentro de mi literatura".
"El centro del mundo es el cadáver. Así dice un antiguo proverbio del lugar del que provengo. Con cada hombre que expira se apaga un mundo, y el cadáver -efímeramente magnífico en su belleza y pletórico de significados- es el punto de fuga por el que ese mundo se abisma y desaparece. El cadáver es el instante de esplendor de un mundo que colapsa. Su supernova", escribe.
Este escritor nacido en 1951 imaginó de joven un futuro asociado a la economía, pero al iniciar los estudios universitarios sobrevino la dictadura militar y debió exiliarse en México.
amplia
Fuente: Télam