Catamarca
Viernes 26 de Abril de 2024
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"Un poquito tarada", fotologs y metafísica en la voz de Dani Umpi

El escritor y músico uruguayo Dani Umpi, autor de "Miss Tacuarembó", se corre del lugar de culto con "Un poquito tarada", una novela iniciática donde no sólo consolida un imaginario metafísico y frívolo, sino que encuentra "una voz más propia" en esta road movie literaria que se mueve al ritmo de una veinteañera, fiel soldada de la comunidad virtual del Fotolog.
En su cuarta novela, Umpi (Tacuarembó, 1974) hace un fresco costumbrista de chicos y chicas post 2000 de veintitantos, que no saben qué quieren -ni les interesa- pero por las dudas fotografían todo y lo suben a la red, hacen abuso de las "selfies" (autorretratos), captan paisajes "instagrámicos" y juegan a ser soberanos de la noche.

Son la gran tribu extinta del fotolog, el inicio de una estética y de un modo ya estandarizado.

Pero "Un poquito tarada" (Planeta) se centra especialmente en una chica que toma nombres prestados mientras cruza fronteras que van desde San Pablo, en Brasil, pasando por Villa Ballester, Punta del Este, Santiago de Chile, Pocoata, en Bolivia, hasta los casinos de Las Vegas.

Esos periplos raros y salvajes tienen un sólo objetivo: encontrar a su padre y, porqué no, la propia historia trunca.

En el medio, Umpi presenta a una secta con poderes electro magnéticos, fieles estafados, mujeres abandonadas, mensajes del más allá, los arcanos del tarot, el reviente nocturno, la sexualidad antojadiza, la música electrónica como telón de fondo y los porros en la estación de tren, en un cóctel urbano que se toma de un tirón.

Basada en "El loco", el arcano del tarot que explora nuevos territorios y cruza fronteras ligero de equipaje, el autor quería que su protagonista "generara rechazo".

"Después quedó muy humana. Representa esa carta aunque en un tono más frívolo. Toma otras personalidades. Quiere encontrar a su padre, pero lo hace de una manera totalmente psicótica", cuenta a Télam.

"Es un personaje fuerte -define- pero a la vez muy débil que va chocando todo el tiempo con el mundo", subraya.

Y agrega: "Es producto de principios del 2000. Su adolescencia coincidió con el inicio del Fotolog, una red social que te permitía inventarte una personalidad e interactuar desde una ficción".

"No es una flogger, es preflogger. Gente que ahora tiene 30 años", acota al respecto.

En un mundo que tambalea ante la caída momentánea de WhatsApp, Umpi recoge el guante de esa inmediatez y cuenta los inicios de un comportamiento social a través de esta "Reina de Plop", una de las fiestas que frecuentaba.

"Es una novela iniciática, de alguien que va descubriendo el mundo, que va viendo cómo se rompe y se reconstruye. Es una chica de la noche y de Internet", sostiene.

Y es justamente en esos dos terrenos exclusivos donde se vincula con el resto.

"En ese momento vivían varias vidas. Fue una de las últimas generaciones más interesantes por cómo surgió, cómo se vinculaba", señala.

"Eran muy ´queer´, muy libertinos y dejó una huella cercana. Hicieron un cambio social", reflexiona.

Pero, además de jugar narrativamente desde el plano virtual, el autor pone a la historia en otro no lugar: el metafísico, una afición heredada de su propio abuelo, al tiempo que le abre al lector la inmensidad y el frenesí de las ciudades latinoamericanas y la permeabilidad de sus fronteras.

"Me gusta mucho el hermetismo, la cábala, y son arquetipos. Eso es algo que continúa, algo atemporal en la novela y me hago cargo de todos los guiños descarados sobre eso", sostiene.

"Me gusta esa mezcla con un personaje muy frívolo que va aprendiendo y madurando", dice.

Al ser consultado acerca de si esos rasgos amplificados son signo de una generación, contestó: "Creía que no, pero ahora que todo el mundo lo subraya, lo estoy pensando de vuelta".

"Hago un retrato de una persona. No creo que pueda hacer una generalización. Lo que sí sé es que no hay mucha literatura sobre eso. Hay gente que vivió esto, pero ya están en otra", comenta acerca de ese tema.

Con un estilo que invoca a la estética ´techie´, una docilidad desprejuiciada en las palabras y una voz sin límites que todo lo subestima y que se regocija en sí misma, Umpi también retrotrae al lector -aunque le parezca "grande"- a una suerte de Manuel Puig posmoderno que usa el registro oral, que se inclina por los universos femeninos y que mezcla la estructura narrativa.

Dani Umpi creció leyendo best sellers, es seguidor de novelas rosas y de libros de autoayuda.

"Soy como una señora que lee libros en verano", se define, pero sabe que ese mismo background es lo que lo hace atractivo a la hora de leerlo.

"Esta es una novela ligera y dinámica y siento que alcancé una voz más propia", cuenta este artista que fotocopiaba y vendía sus textos y que hoy recibe tuits con frases de su libro. "Cambió el paradigma", concluye.

Fuente: Télam

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