En cuanto al inicio de su amor por el telar, el artesano de Belén dijo: “desde los 10 u 11 años, mi mamá y mi abuelo, ellos trabajaban en esto y yo al principio no estaba muy interesado, pero después el tiempo me fue llevando a querer y respetar esto que se transformó en una fuente de trabajo”.
“Yo a los 16 años, estaba en la mina en Farallón Negro, yo hilaba y le ayudaba a mi mamá, un ingeniero le gustó mucho lo que hacía y me dio trabajo en la mina; después de diez años volví a Belén y comencé a tejer y hacer los tejidos”, comentó el telero catamarqueño.
Sobre sus primeros encuentros con la Fiesta Mayor de los catamarqueños, Don Ciriaco recuerda: “En el 87 comenzamos a salir a las Ferias, la primera fue en Córdoba y ahí me vio el que era director de artesanías, me encontró allá y me invitó a mí, porque mi mamá ya venía a la manzana del turismo, la plaza de la estación; y de esa época ya seguimos viniendo hasta ahora”
“La Feria desde que comencé a venir, tuvo altos y bajos; en la manzana del turismo se desbordaba y después de andar mucho nosotros comenzamos a pedir un lugar para poder mostrar lo que nosotros hacemos”, remarcó el telero “belicho”.
En cuanto a lo que vino a mostrar en esta edición 2014 de la Feria Artesanal, dijo: “a mí me gusta siempre mostrar cosas nuevas, un uso un calador, siempre trate de venir a la Fiesta del Poncho, no siempre con lo mismo, con herramientas caseras de lo que hace uno; yo siempre trato de mostrar el trabajo que uno haces”.
Don Ciriaco trabaja mayormente con lana de vicuña, llama y oveja, demostrando la versatilidad que hay en sus manos y la delicadeza en cada terminación, pero como otros teleros del inerior mira con nostalgia la falta de interés de las nuevas generaciones.
“Algo de interés muestran las chicas mías, pero ya cambiaron con la tecnologías, pero espero que alguno continúe con esto, quizás un nieto, o alguien que le guste como una de mis hijas, y esperemos que alguno le guste y pueda seguir, que se interese para poder continuar con este noble oficio”, remarcó el telero.
Con algo de esperanza sobre el futuro Don Ciriaco continuó diciendo: “El tema textil se está perdiendo un poco, esto es de la era cristiana, y si continuó tiene que seguir, hay que seguirla mostrando y continuar con estas coas que son tan importantes para todos”.
Sobre su noble tarea y el tiempo que demanda su trabajo, dijo: “Un poncho de llama, más de un mes, depende si es fino y de si tengo la materia prima en condiciones, desde el vellón hasta el producto terminado más de un mes y medio”.
“Un poncho de vicuña puede llevar hasta cinco meses para trabajar, hay que estar y hacerlo; hay que conseguir la materia prima; tengo uno para premio, es de vicuña y es de color natural un marrón hermoso porque a mí siempre me gustó trabajar con los productos naturales”.
Para cerrar, el artesano de Belén, comentó: “Es la mejor fiesta que tenemos los catamarqueños y que nos visitan muchos y que cada vez está mejor y en cuanto a las ventas tenemos la esperanzas de que algo podamos vender, la situación económica es difícil para todos pero esperemos vender bien”.