Catamarca
Viernes 26 de Abril de 2024
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Un teorema matemático narrado al ritmo trepidante del mejor thriller

Con un pulso narrativo a la altura de la mejor tradición de ficción, el divulgador inglés Simon Singh cuenta en El último teorema de Fermat la travesía emprendida por un matemático -su compatriota Andrew Wiles- para dilucidar el enigma más grande de todos los tiempos, un recorrido atravesado por disputas de poder, conflictos de género, duelos y hasta suicidios.
La ciencia y sus artífices empieza a ser cada vez más un territorio frecuentado por la literatura y el cine: la consolidación de colecciones específicas como Ciencia que ladra, la aparición en cadena de una serie de obras dedicadas al cerebro junto al estreno de "El código enigma" y "La teoría del todo" -filmes centrados en los científicos Alan Turing y Stephen Hawking- ilustran los alcances de este fenómeno.

Sin embargo, el célebre teorema que a mediados del siglo XVII presentó el matemático francés Pierre de Fermat (1607-1665) como una provocación a sus colegas, es acaso una de las formulaciones más difíciles de explicar a un público no entrenado en descifrar dilemas matemáticos.

Fermat sacudió los claustros académicos de la época cuando aseguró que disponía de una "resolución maravillosa" para una variación del célebre teorema de Pitágoras, aunque murió sin anotar su respuesta y sin que sus congéneres -ni los que se dedicaron a la disciplina en los tres siglos siguientes- lograran formularla, más allá de algunas vagas aproximaciones.

"He encontrado una demostración absolutamente maravillosa, pero el margen de esta hoja es demasiado estrecho para incluirla...", escribió el matemático.
El mérito corrió por cuenta del matemático Andrew Wiles, un niño estadounidense que con apenas diez años se encontró con el problema y a partir de entonces dedicó décadas de trabajo a encontrar esa respuesta que en 1995 terminaría revolucionando la matemática avanzada.

"El Teorema de Fermat es el más maravilloso relato de la historia de las matemáticas. Pierre de Fermat nos dice que ha resuelto un problema en el 1600, pero no nos brinda la respuesta, lo que para los futuros matemáticos equivale a haber desenterrado un tesoro matemático. Desde entonces se convierte en el desafío de los científicos redescubrir el tesoro", relata Singh a Télam vía email.

Hijo de inmigrantes indios al Reino Unido, este fí­sico, periodista y escritor de 50 años se doctoró en la Universidad de Cambridge y se desempeñó varios años como director y productor de documentales de la BBC, y es autor también de otro libro que aborda la matemática desde un costado iconoclasta: "Los Simpson y las matemáticas", que casualmente incluye el análisis de un capítulo televisivo de la serie donde el patriarca de la familia, Homero, imagina que resuelve el Teorema de Fermat.

"Generaciones de matemáticos trabajaron en el problema por cientos de años, y cuanto más lo intentaron más fallaron y así­ el teorema se volvió más valioso, hasta que Wiles finalmente lo resolvió -explica-. Su historia personal es también remarcable. El teorema lo inspiró como a un niño de 10 años y lo obsesionó como a un adulto, trabajando por siete años en secreto. En definitiva, es un relato heroico".

Singh describe a Wiles como un hombre tímido que ha dedicado su vida a las matemáticas: "Antes de escribir el libro, realicé una película sobre él para la BBC, con mi compañero John Lynch. En un principio Wiles no quiso participar, pero luego argumentó que contar su historia serí­a una forma extraordinaria de inspirar a la nueva generación de matemáticos, así­ que cambió de parecer y ha sido muy generoso con su tiempo desde entonces", analiza.

En El último teorema de Fermat, recién editado por el sello Páprika, el conocido divulgador narra esta búsqueda como un apasionante thriller en el que la historia de la matemática, desde Pitágoras al presente, se transforma en un viaje hecho de ideas brillantes, luchas de poder, conflictos de género, espionaje, revoluciones, duelos y suicidios.

"Como Fermat y Wiles, el libro posee otros personajes heroicos, románticos y trágicos. Por ejemplo Sophie Germain, quien debió adoptar la identidad de un hombre para poder investigar dentro de un campo prohibido para las mujeres. También el peculiar Evarist Galois, que esbozó durante largas noches los resultados de su investigación antes de batirse a duelo y morir. Y el genio japonés Yutaka Taniyama, que se quitó la vida por desesperación, mientras que el industrialista alemán Paul Wolfskehl afirmó que Fermat lo salvó del suicidio", sintetiza Singh.

El último teorema de Fermat, que fue traducido a más de 22 idiomas y lleva vendidos más de un millón de ejemplares en todo el mundo, posiciona a Singh como un novelista consumado que supera con creces el desafío de convertir una intrincada formulación matemática en el disparador de un thriller inquietante que ofrece todos los ingredientes del género bajo una geografía desacostumbrada pero eficaz.

"Como nunca antes había leído en mi vida, un hombre callado y tranquilo, al menos en apariencia, enamorado de su mujer y su hijo, estuvo también enamorado de un problema. No lo quiso soltar hasta que lo resolviera. Y la idea central es esa: o él terminaba con el problema o el problema terminaría con él", cuenta el matemático Adrián Paenza, autor del prólogo de la edición argentina.

Télam: ¿Cómo convivieron el cientí­fico y el escritor a la hora de escribir el libro? ¿Qué lazos se entretejen entre la ficción y la verdad?
Simon Singh: Creo que mi perfil de científico y matemático fue muy valioso en la escritura. Me aportó un entendimiento y simpatí­a por los matemáticos y las matemáticas. También fue decisiva mi experiencia en televisión. De hecho el trabajo como director y productor me enseñó la importancia de la claridad en el relato: en ese sentido, creo que los grandes logros de la obra son una fuerte narrativa, una estructura sólida y un sentido dramático.
No se trata sólo del teorema, que estuvo 350 años sin resolverse: la obra también tiene una poderosa historia humana detrás. Es una gran ventaja que tenga héroes, villanos, triunfos y tragedias.

T: ¿Es posible aplicar el Teorema de Fermat a la vida cotidiana?
S.S: No, es un problema de lo que se denomina matemáticas pura. La motivación por resolverlo es absolutamente "pura", es decir, que la meta es la mera inquietud y curiosidad, que se contrapone a, por ejemplo, la búsqueda de la cura de la gripe o la erradicación del hambre en el mundo. En este sentido, es como escribir un poema épico o componer una sinfoní­a extraordinaria: ni los poemas, ni las sinfoní­as ni la matemáticas pura tienen un fin más allá de enriquecer el alma humana.

T: ¿Qué puede aportar este libro a otros paí­ses, en especial a la Argentina?
S.S: Las matemáticas constituyen una búsqueda universal y un lenguaje global. Es por eso que el libro ha sido publicado en aproximadamente 30 idiomas. Además, este es un libro sobre matemáticas, pero también es un libro sobre ambiciones, obsesiones, héroes, romance, tragedia y triunfo. Las matemáticas son además atemporales así­ que espero que la historia del Teorema de Fermat inspire a la gente hacia el futuro.

Lo maravilloso del método cientí­fico es que, incluso si los científicos están equivocados, la ciencia se autocorrige. No sólo es importante que los cientí­ficos hagan buena ciencia, sino también que desenmascaren la mala investigación.

Fuente: Télam

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