"No es que esté faltando agua, pero decimos que del uso racional que hagamos de ella, dependerá cómo nos vaya en el verano. Si ahorramos no va a faltar", dijo sin ocultar su preocupación el secretario de Medio Ambiente de la Provincia, Alfredo Montalván.
El funcionario explicó con un ejemplo la situación de Tucumán: "el promedio histórico de lluvia en octubre es de 80 milímetros pero el mes anterior fue de entre 40 y 50 milímetros, es decir que estamos con un déficit de casi el 50%. En noviembre la media histórica es de 120 milímetros y en lo que vamos del mes, a la mitad, apenas llegamos a 10 milímetros. Ni siquiera están previstas grandes lluvias, sino chaparrones. El ciclo hidrológico comenzará alrededor del 15 de diciembre, pero ni aún así vamos a alcanzar el promedio histórico", advirtió el responsable de Medio Ambiente.
Aunque todavía no está declarada la emergencia hídrica - medida que Montalván no descarta, ya se adoptaron restricciones en el suministro de agua en los lugares críticos: en Trancas, Choromoro y Benjamín Paz el uso está permitido para dar de beber al ganado y, por supuesto, para uso humano, pero ya no alcanza para el riego de cultivos. En Alberdi y La Cocha la situación es similar, por lo que se está evaluando imponer las mismas restricciones.
Embalses, en rojo
Aunque la cota de El Cadillal está casi al límite de lo permisible, las reservas (101,36 hm3) muy similares a las del año pasado son suficiente para cubrir los servicios de agua potable hasta fin de año, anticipó Montalván. Sin embargo, es preocupante la baja en el ingreso de agua, apenas unos 2.890 litros por segundo, cuando el gasto es mucho mayor: se erogan 11.000 litros por segundo con los que se genera energía eléctrica, primero, y luego se destinan al servicio de agua potable (2.000 litros), a riego (8.000), a la industria (1.000) y lo que resta, queda como caudal ecológico.
En el dique Escaba, la situación es crítica. La reserva (24,46 hm3) está cinco metros por debajo de lo que estaba el año pasado y ocho metros por debajo del promedio de los últimos 12 años. "Si no llueve en la cuenca de aporte al embalse en los próximos días, se deberán cortar los servicios que afectará la zona de influencia", advirtió el especialista.
Para Montalván, es un alivio que haya terminado la molienda azucarera, porque así se descomprime la demanda de agua; sin embargo, esta se ha visto incrementada con fines de riego, debido a las altas temperaturas y a la sequía, según destacó.
También a la SAT le preocupa la falta de lluvias. "Estamos distribuyendo la poca agua que disponemos. El clima no acompaña y los tucumanos no tenemos concientización sobre la importancia de no derrochar, y sin embargo una de las zonas más afectada, Yerba Buena, es la que más gasta", remarcó Augusto Guraiib, gerente de operación y mantenimiento de la SAT.
Fuente: lagaceta.com.ar
