Catamarca
Viernes 26 de Abril de 2024
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Una editorial nacida al calor de la crisis cumple una década

Mora Cordeu

Nacido en 2002, cuando pocos pensaban en nuevos proyectos, "pequeño editor" cumple una década como un sello que hizo de lo no convencional su marca registrada y supo, a lo largo de estos años, encontrar un equilibrio entre las demandas del mercado y las expectativas propias de la cultura.
Un total de 36 libros (cuento ilustrado, historieta, diseño y una colección especial que cruza la mirada científica o social con el arte) constituyen un itinerario que aunó crisis con oportunidad para buscar un camino propio y apostar a la experimentación en lo visual, en lo literario y en la fusión de ambos lenguajes.

"Siempre es el revés de algo, fue encontrarle la vuelta a ese crack económico que todos sufrimos y del que el mundo editorial no estuvo exento. Junto a Ruth Kaufman quisimos desarrollar nuestra obra por andariveles no tan convencionales como los habituales", cuenta el artista gráfico Diego Bianchi (Bianki) a Télam.

"Habíamos publicado en sellos grandes cuyo contexto no albergaba otro tipo de propuestas; por eso la decisión de fundar un nuevo sello. Y salimos con cinco títulos y la premisa de generar un vínculo más lúdico con el lector", recuerda el editor.

"Siempre procuramos cuidar todos los aspectos que participan en la confección de un libro: desde lo literario, las ilustraciones, el diseño, la encuadernación y las puestas en máquina de las imprentas. El nombre ´pequeño editor´ es un homenaje a los artesanos que cuidan hasta el más mínimo detalle", describe.

En este tiempo, considera, "además de la experimentación con las imágenes, la palabra y el diseño, que no ha cesado, como editores hemos aprendido a tomar en cuenta el contexto al cual nos dirigimos".

"Los artistas experimentamos pero nos interesa el público que sostiene las ventas. Hubo que encontrar un equilibrio entre el mercado y las expectativas en lo cultural".

Los primeros títulos fueron de poesía contemporánea en formato de libro álbum y unos libros-objeto que forman hoy la colección fuelle, integrada por obras de Liniers, Inés Trigub, Pablo Cabrera, Gusti y Elenio Pico, entre otros.

Se abren como una caja de fósforos y se despliegan como un bandoneón. La idea es "salir de las zonas esterotipadas de los libros para chicos para ubicarse en otras, de libertad y búsqueda estética".

En 2004 la Secretaría de Educación Pública de México publicó 100 mil ejempares del libro "Gritar los goles", de Ruth Kaufman y Pablo Sapia.

Otros títulos ("Canción decidida" de David Wapner y Cristian Turdera y "Tump Tump" de Elenio Pico), fueron publicados por el Ministerio de Educación para donar a las escuelas.

Y la Asociación de Literatura infantil-juvenil de Argentina (ALIJA), premió a los libros: "Toto y rey" de Gusti y "Humor idiota" de Max Cachimba.

El objetivo de dar a conocer escritores e ilustradores argentinos en distintos países trajo aparejada la venta de derechos a editoriales de Canadá, Alemania, México, España, Francia, Bélgica, Corea, Líbano, Hungría y Brasil.

La Feria de Bolonia, la más importante del género, fue una plataforma a nivel internacional: "Fuimos desde 2005 y en 2008 Argentina fue invitada de honor y nuestra presencia se reforzó".

"Este año, a partir de un subsidio, hicimos una presentación colectiva en la Feria del Libro en Buenos Aires y en la feria infantil, que nos dio una gran visibilidad", ponderó.

En las jornadas profesionales, paralelas a la Feria, vendieron libros en países como Corea o Hungría.

"Jamas nos imaginamos que pudieran llegar a esos confines. Nos enorgullece y nos maravilla. Ver hoy un título nuestro en coreano o en húngaro es raro, ya lo era en francés o en alemán, pero Europa Oriental o Asia..., no estamos habituados a esos contactos".

La editorial está pensada también como un espacio de gestión cultural, con una serie de acciones que facilitan el encuentro entre los libros, sus autores y el público. Por ejemplo una vez no hicieron la clásica presentación y organizaron una performance en el Centro Cultural Recoleta.

"La propuesta fue acercarle al público en vivo la experiencia hecha por artistas, poetas, narradores y músicos. Hicimos un rompecabezas enorme pintado una tarde por 25 artistas invitados y donde estaban jugando los niños y los libros en una interacción permanente. Al finalizar se desarmó el rompecabezas y la gente que transitaba comenzó a jugar con los cubos para rehacerlo de nuevo".

Descreído de la importancia de las franjas etarias -"algo promovido por el mercado"- los libros están pensados para niños y adultos curiosos.

De cara al futuro, proyectos hay muchos, "uno es empezar a trabajar nuestro material en plataforma digital. Todavía es difícil por cual plataforma decidirnos, y otro desafío es poder reeditar aquel material que ha tenido éxito", subraya.

"Hacemos grandes esfuerzos para publicar cinco libros al año a nuestro catálogo pero sumar los libros que ya están funcionando hace tiempo cuesta mucho -considera- porque el mercado siempre está a la expectativa de la novedad".

Desde ´Libros para atesorar´, "trabajamos para estar en las librerías y que todos nos vean; hacemos talleres para acercarnos al librero y mostrarles que una propuesta no convencional puede ser interpretada por el gran público. Y queremos que las escuelas nos conozcan más porque estamos convencidos que nuestros libros no muerden", remata.

Fuente: Télam

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