Catamarca
Viernes 26 de Abril de 2024
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Una época a través de la correspondencia entre Auster y Coetzee

Los escritores J. M. Coetzee y Paul Auster mantuvieron un diálogo epistolar entre 2008 y 2011 que da cuenta de la reflexión de ambos acerca de hechos cotidianos y acontecimientos de una época compartida.
El escritor J. M. Coetzee mandó una carta a su par Paul Auster para proponerle un proyecto común -"en el que podamos sacarnos chispas el uno al otro"-, un diálogo epistolar registrado entre 2008 y 2011 que da cuenta de la reflexión de ambos acerca de hechos cotidianos y acontecimientos de una época compartida.

En su mayor parte "Aquí y ahora" (Anagrama & Mondadori) son cartas mandadas en sobre con sello, donde hablan de la amistad, los deportes -un tema que aparece sin cesar- las conflictivas relaciones entre árabes e israelíes, las arbitrariedades de un sistema económico injusto, comentarios de películas, libros, escritores, en fin, no queda nada sin comentar.

En las misivas repasan temas como la función de la crítica; la resistencia al uso de nuevas tecnologías y cómo éstas influyen en las ficciones; los recuerdos de infancia que irrumpen en el presente para reforzar una argumentación o por simple nostalgia.

"Ver deportes en la tele (subtitula Paul en una carta): "Estoy de acuerdo contigo que es una actividad inútil, una absoluta pérdida de tiempo. Y sin embargo, ¿cuántas horas de mi vida he perdido precisamente de ese modo?", apunta.

"Si miro en mi interior y me pregunto por qué en el crepúsculo de mi vida sigo dispuesto -a veces- a pasarme horas viendo el criquet por televisión -dice John-, tengo que admitir que, por absurdo y nostálgico que parezca, lo sigo mirando en busca de momentos de nobleza. En otras palabras, la base de mi interés no es estética sino ética".

Paul le cuenta a John que 25 años atrás vieron por televisión con su mujer, Siri Hustvedt, una comedia dramática ("Three Cornered Moon"), a la cual consideraron maravillosamente realizada y hace poco la volvieron a ver con "gran decepción", ya que ambos la recordaban mal.

"Me parece que la memoria quizá sea algo que podríamos investigar. O bien si resulta un tema demasiado amplio, las decepciones de la memoria", le escribe.

En otra carta, Paul le confiesa a su amigo que la primera mitad de su vida, no quiso saber nada de ceremonias. "Entonces, hace veintinueve años, entré de puntillas en el clan Hustvedt y descubrí los intrincados protocolos de la Navidad noruega".

"Siri y sus tres hermanas son gente seria, laica, libre de convencionalismos, y sin embargo, bajo la orientación de sus padres, igualmente laicos, demuestran los seis una fe absoluta e inquebrantable en la importancia de mantener esa tradición", escribe Auster.

"Me parecía absurdo -agrega- que seis personas inteligentes se dedicaran a aquellos rituales infantiles, pero al mismo tiempo la felicidad y solidaridad entre los seis participantes causaba impresión (...) Y más adelante confiesa: "Yo mismo, el escéptico de entonces, estoy deseando que llegue ese día".

Sobre la crisis financiera, John cita a Borges: "Borges plantea la irrupción en nuestra historia (es decir, en el corpus de memoria histórica que compartimos en un sentido amplio) de una enciclopedia que, cuando se complete, tendrá la posibilidad de suplantar el viejo pasado con un nuevo pasado y, por consiguiente, un nuevo presente, dotado de potencial para rehacernos (...)".

"Aplicada a la crisis financiera -menciona Coetzee-, la propuesta de Borges me parece por lo menos factible, en teoría. Comparadas con el peso y la densidad de la historia humana, las cifras de las pantallas del ordenador no me llegan dejando tras sí demasiada estela de carga histórica; por lo menos no tanta como para que no pudiéramos, si quisiéramos de verdad, aceptar librarnos de ellas y empezar de nuevo con unos números nuevos".

A Coetzee lo llena de aflicción "la perspectiva de las bibliotecas del futuro (...) Pero sentimentalismo aparte, ¿qué puede justificar esa aflicción? ¿Un ansia de realidad en un mundo de sombras?, se pregunta, también "si poseer una copia física de un libro es mejor que tener el poder de descargarse una imagen de ese texto?

Todas preguntas, infiere, típicas de "dos caballeros de edad avanzada". "(...) Creo que nuestra obligación es refunfuñar y reñir, atacar las hipocresías, injusticias y estupideces del mundo en que vivimos", le contesta Auster.

A causa de una lectora que le escribe regularmente, Coetzee cree que "parece estar pidiéndome que yo le dé una vida nueva convirtiéndola en heroína", y más adelante confiesa: "Tengo que decir que prefiero inventarme los personajes de la nada. De esa manera producen la impresión de ser más reales".

Algo con lo que coincide Paul: "El hecho de escribir una novela se genera desde dentro, y no me imagino cómo podría un autor apropiarse de la vida de un desconocido en una novela".

"No hay una sola ocasión en que me haya fijado en una persona real para cambiarle el nombre y luego ponerla en la novela (...) y sin embargo, tal como acertadamente expones, continuamente robamos ´rasgos o peculiaridades interesantes, utilizables´. (...) Todo lo demás parece surgir espontáneamente de los más profundos recovecos de la imaginación".

Fuente: Télam

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