Dentro, una serie de flashes guiarán su mirada por distintas puestas en escena de livings o comedores que generan varios tonos, atmósferas intimistas, casi teatrales, que alterarán el espacio de referencia de cada visitante.
"Habitat Sequences/Secuencias de un hábitat" es el nombre completo de la instalación donde Lester (1972, Amsterdam) emplea principios básicos del cine y una peculiar mirada arquitectónica, como "editor de espacios" explicará luego, para lograr una repetición o loop de saltos visuales que mece al espectador entre esos agujeros negros, literales y metafóricos, y su doble necesario de zonas iluminadas.
"Esta instalación no es sólo un recolección de información, sino de objetos, artefactos y utilería local, algo muy lindo que me permite armar el retrato de una ciudad", remarcó Lecter, visitante de tiendas de segunda mano y antigüedades de Buenos Aires, siempre acompañado por gente del museo para ayudarlo a comprar algunos de los objetos se ven en la sala, como libros, lámparas y pelotas.
"Habitat Sequences/Secuencias de un hábitat" es el nombre completo de la instalación donde Lester (1972, Amsterdam) emplea principios básicos del cine y una peculiar mirada arquitectónica
En el auditorio Mamba montado sobre los cimientos de una vieja casona porteña, protegidos por bloques de vidrio que sostienen sillas e invitados, Lester recordó que con 14 años supo de "el tiempo podía ser algo físico" y eso se mantiene en sus trabajos.
"Podía grabar a Dizzy Gillespie en otra cinta y hacer que todo cambiara -graficó-, en una especie de archivo arqueológico que también forma parte de mi forma de pensar como artista; así es como empecé, de una manera no muy diferente a la de un pintor pero trabajando con el sonido y el tiempo. Lo que muestro es cómo cortar el tiempo físicamente".
Así, piezas como "Confía en mí soy un artista" -una hora de filmación de las mismas cuatro cuadras recorridas sobre un taxi, sin pausa ni recortes, en Hong Kong- "hablan de mi trabajo, de cómo experimento el tiempo, cómo construyo mi memoria y me relaciono con el mundo".
"Es algo conceptual pero ese taxi -o estos livings de deferentes personas montados en el Mamba- muestran cómo uno gira en una esquina o voltea la mirada y las personas que estaban esperando el colectivo o los escenarios que estaban ahí ya no están, como todo cambia y nada cambia".
Como con su donna de Documenta -una rosquilla a modo de tubo gigante que la gente atravesaba como un túnel, de la luz a la oscuridad para salir otra vez a la luz-, su intensión fue "materializar el momento de oscuridad en que uno vuelve al mundo transformado, ese fade out y el fade in en que la oscuridad sugiere algo que se va y algo que viene, la idea de la transición".
"Soy un poco compulsivo y me dedico a la multimedia", resumió al presentar la lógica de su trabajo y carácter, que incluyó la idea de "una inauguración artística excepcional", un corto en el que se lo ve junto a otros actores manejando el cuerpo como si fuera un película muda de Chaplin.
Pero a color y con el mismo humor ingenuo. Todo transcurre en torno a una copa de vino que el artista desea tener siempre llena, con música de piano detrás.
"Esta energía es la que quiero transmitir, que no sólo soy un artista sino también soy un mago, así es como más me gusta pensarme", señaló.
"En cierta forma vengo del cine y ahora suelen llamarme artista cinematográfico, pero me parece una forma fácil de categorizarme dentro del mundo del arte, porque me considero más bien un artista del lenguaje", concluyó.
Fuente: Télam
