"No había pulso, no había señales de respiración ni tampoco ritmo cardíaco", dijo al diario local "Dziennik Wschodni", según reproduce la agencia EFE.
"Sus ojos estaban muy abiertos, pero no eran sensibles a la luz", añadió la médica, quien confesó estar avergonzada por haber expedido el certificado de defunción de una paciente que aún estaba viva.
Por su parte, la sobrina y también cuidadora de Kolkiewicz, Bogumila Kolkiewicz, explicó a la cadena de televisión TVP que su tía no tiene ningún recuerdo de lo sucedido ya que sufre demencia senil.
La mujer de 91 años se encuentra en buen estado, aseguró y bromeó que "regresó de la muerte con frío y mucho apetito".
"Cuando me encontré con ella me pidió algo de sopa, una taza de té y dos crepes, así que parece que tenía hambre", indicó.
La fiscalía local ya inició una investigación para analizar lo sucedido y resolver las responsabilidades del hecho.
Fuente: Télam