Catamarca
Sabado 27 de Abril de 2024
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Una novela testimonial sobre la noche de las corbatas

La noche de las corbatas, la mayor operación represiva que se vivió en la ciudad de Mar del Plata durante la última dictadura militar, con el secuestro de 13 abogados laboralistas y tres de sus parejas, toma cuerpo en El refugio en el telar, una novela escrita por el periodista Demian Verduga a partir de la experiencia de una de los cinco sobrevivientes, Martha Garcí­a.
El libro editado por Biblos será presentado mañana a las 19 en el porteño Centro Cultural Caras y Caretas, ubicado en Venezuela 330 del barrio de San Telmo, con la presencia de García, quien fue la voz que dio vida a la novela de Verduga; en tanto que en agosto se presentará en Mar del Plata.

Para escribir la historia, este novelista nacido en Buenos Aires en 1974 mantuvo extensas entrevistas con García, esposa del desaparecido abogado Jorge Candeloro, con quien compartió cautiverio en el centro clandestino de detención marplatense "La Cueva", luego de ser secuestrados en Neuquén, adonde se habían instalado con sus pequeños hijos Lorena y Juan escapando de la represión.

Verduga -autor del libro Antes de que se vuelvan mariposas sobre el secuestro y desaparición de la familia Forti ya embarcada en Ezeiza para exiliarse en Caracas- basó su nueva novela en el testimonio aportado por García en su trajinar por tribunales nacionales y extranjeros; y en las largas charlas mantenidas en el jardín de invierno de un chalecito de las afueras de la ciudad.

El escritor cuenta a Télam que este caso siempre le llamó la atención, "por qué secuestrar sólo abogados laboralistas en una sola operación", pregunta, si bien el matrimonio Candeloro había sido secuestrado en el sur del país el 13 de junio de 1977, como preludio al horror que menos de un mes después, entre el 6 y 7 de julio, marcaría la historia marplatense para siempre.

"Lo que hice -describe- fue básicamente trabajar con la historia de Martha, una persona con una gran tenacidad en la búsqueda de justicia dentro y fuera del paí­s", desde el Juicio a las Juntas que se desarrolló con el retorno de la democracia, pasando por los procesos locales de 2010 en torno al centro clandestino de detención conocido como La Cueva, hasta declaraciones en España ante el juez Baltazar Garzón.

"Con esa información -repasa- armé el esqueleto de la novela, que cuenta el secuestro, cautiverio y posterior liberación de Martha", sólo una parte de la operación en la que fue asesinado el abogado Norberto Centeno; y resultaron desaparecidos Néstor Enrique García y su esposa María Ester Vázquez, junto a los letrados Salvador Manuel Arestín, Raúl Huago Aláiz y Tomás Fresneda junto a su esposa María de las Mercedes Argañaraz, embarazada de cuatro meses.

El resto lo construyó "a partir de sensaciones y climas" por los que Martha lo fue guiando en sus charlas, esa mujer "delgadita y dulce en el hablar", describe, que lo sorprendió "por su fortaleza", por "esa resistencia y persistencia contra la injusticia. Creo que eso impacta de los sobrevivientes, su capacidad de sobreponerse a lo atroz", reflexiona.

A esta operación represiva, una de las tantas que evidenciaron la obsesión de los jefes en la dictadura por poner el pie sobre sindicatos y organizaciones obreras, sobrevivieron los legistas Camilo Ricci y Carlos Bozzi, junto José Verde, ex titular de la Asociación Judicial Bonaerense de esa ciudad balnearia, junto a su esposa.
A todo lo que trasciende la estructura argumental -que Verduga, asegura, respeta a rajatabla- lo fue tejiendo con anécdotas mínimas y el ejercicio literario que exige toda novela testimonial, "porque una novela -resume-, básicamente son anécdotas".

Y de esas pequeñas historias surgió como título El refugio en el telar: En esas tardes -de lluvia, recuerda- "Martha compartió algo que me impactó mucho, me contó que una de las cosas que más pasa cuando una persona está secuestrada en un centro de detención es que no pasa nada. En esas horas muertas de angustia, -encapuchada, entre sesiones de tortura e interrogatorios-, ella se inventó un trabajo imaginario: tejía un tapiz ecuatoriano".

"Así sobrevivía a la amenaza del dolor -recuerda-, no era poco común entre los torturados buscarse actividades imaginadas en esos lapsos, les permitía la abstracción necesaria para poder seguir"; y contrapuesto a ese retiro del cuerpo, Verduga cuenta asombrado la "capacidad por aguzar los sentidos y contextualizar, el esfuerzo por ubicarse, por no perder el registro de tiempo y lugar, por entender la situación".

Ocurre que la novela testimonial, como género, "es una especie de fusión y tironeo entre la imaginación del autor y el testimonio, fuerzas paradojales que en su síntesis o diagonales encuentran relato y cuerpo".

"Ese es el juego y desafío, a veces uno teme herir a quien hace de testigo, pero a la vez es apasionante, un trabajo que te deja con la satisfacción de haber transformado una historia real en un hecho artístico, tratando de seguir los caminos del arte, de conmover y viajar con la imaginación", se despide.

Fuente: Télam

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