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Jueves 25 de Abril de 2024
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Una nueva obra descifra en clave filosófica "El Hobbit" de Tolkien

Por sus alegorías y su singular épica, la novela fantástica que J.R.R. Tolkien escribió entre los años 20 y 30 del siglo pasado bajo el título El Hobbit se transformó en un territorio permeable a las lecturas filosóficas, una tarea que los autores Gregory Bassham y Eric Bronson llevan adelante en su libro El Hobbit y la filosofía.
Tolkien fue un filólogo de Oxford consagrado a la enseñanza del inglés medieval y a la literatura fantástica, pero sus obras son portadoras de un sustrato filosófico que remite a un abanico extenso de pensadores que va desde Santo Tomás de Aquino y Ralph Waldo Emerson hasta los taoístas chinos.

Obras como La filosofía de Tolkien de Peter Kreeft, Defendiendo la Tierra Media de Patrick Curry y El señor de los anillos y la filosofía -de los mismos autores que la flamante obra- han retomado en los últimos tiempos el interés del escritor por las grandes preguntas filosóficas que de alguna manera campea en su depurada narrativa.

Como punto de partida, Bassha y Bronson creyeron viable una analogía entre la travesía de Bilbo Bolsón, protagonista de El Hobbit y habitante de esa geografía minuciosa que Tolkien bautizó como la Comarca y la célebre alegoría de la caverna con la que a principios del siglo VII Platón graficó la relación del hombre con el conocimiento.

"Platón esperaba que los lectores aprendieran algunas lecciones con esta alegoría, como sé aventurero, sal de tu zona de confort... Sólo enfrentando desafíos y corriendo riesgos podemos crecer y descubrir en qué somos capaces de transformarnos. Estas lecciones son esencialmente las mismas que J.R.R. Tolkien enseña en El Hobbit", explican los autores.

En El Hobbit y la filosofía, recién editado por Del Nuevo Extremo, los investigadores abordan la metafísica de esta obra habitada por dragones, hechiceros y trolls: exploran sus valores y las ideas que atizan el contexto moral y conceptual de la novela, así como con anterioridad se dedicaron con similar entusiasmo a desbrozar las líneas filosóficas que recorren subterráneamente El señor de los anillos.

El autor de esta obra, que desde su publicación en 1937 ha vendido más de cincuenta millones de ejemplares en todo el mundo, ha transpolado a la literatura sus inquietudes filosóficas, como la oposición entre destino y libre albedrío, la lucha del bien contra el mal y la búsqueda de la felicidad o la vida después de la muerte.

¿Son las aventuras simplemente "cosas desagradables, incómodas y perturbadoras" que "nos hacen llegar tarde a cenar"? ¿O pueden ser excitantes y potencialmente transformadoras de nuestra vida? ¿Era mejor la vida antes de la revolución industrial, cuando había "más verde y menos ruido"? ¿Debería la piedad alcanzar incluso a aquellos que merecen morir?

Sobre la base de estos y otros interrogantes Bassahm -director del Departamento de Filosofía en King´s College (Pensilvania)- y Bronson -profesor en el Departamento de Humanidades de la Universidad York en Toronto- encabezan un grupo de estudiosos y fanáticos de Tolkien que se valen de tópicos de la cultura popular para divulgar ideas de grandes pensadores.

A medio camino entre relato de aventuras e historia de crecimiento personal, El Hobbit tiene muchos puntos de contacto con El señor de los anillos: ambos son relatos acerca del "ennoblecimiento de los humildes" -según describió alguna vez el propio Tolkien-, retratos de personajes ordinarios que consiguen grandes logros tras superar una ardua seguidilla de desafíos y dificultades.

Los autores reunidos a lo largo de los 17 capítulos que integran el libro vinculan aspectos de la novela con pensamientos de figuras tan disímiles como Esquilo ("Los hombres aprenderán sabiduría al aprender aflicción"), el ciclista Lance Armstrong ("Muy a menudo se interpone en el balance anterior") o Fredrich Nietzsche ("Nunca confíes en un pensamiento que no haya venido a pie").

"El Hobbit combina varios géneros literarios clásicos. Es un cuento fantástico acerca de un mundo mágico habitado por seres imaginarios como elfos, enanos, trolls y dragones. Es una historia de aventuras que presentan peligros y escapes que ponen los pelos de punta como parte de una búsqueda peligrosa de un tesoro guardado. Y es un libro para niños que busca enseñar valores éticos en general a los jóvenes lectores", define Bassham.

Los investigadores vinculan la épica del libro con una definición de Santo Tomás de Aquino acerca de que la codicia es "un excesivo amor por la riqueza" y sostienen que una de las lecciones morales más claras de la obra de Tolkien -quien advierte a los lectores sobre los peligros del materialismo excesivo- es la importancia de mantener las cosas "preciosas" como anillos de oro, fabulosas joyas y el tesoro del dragón, en una perspectiva ética adecuada.

Fuente: Télam

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