"No se puede ser ciudadano del cielo y ser prófugo del mundo. Así como intentamos cumplir las leyes de Dios, (los sacerdotes) también tenemos la obligación de cumplir las leyes de los hombres porque Dios habita entre los hombres", afirmó.
Lorenzo, quien presta servicios desde hace 23 años como capellán, aseguró que no es la primera vez que le toca asistir a un sacerdote preso y que estos casos le "duelen más".
"Siempre me duele cuando hay gente detenida, pero cuando es un sacerdote un poco más porque soy cura, por la Iglesia y sobre todo por esta primavera que se llama Francisco", afirmó.
El capellán destacó que "si bien se lo acompaña como cualquier hermano, no voy a negar que en lo personal se me mueve todo. Tendríamos que ser un gremio que da el ejemplo, pero la fragilidad humana es así: nada de lo humano no es ajeno", afirmó.
No obstante, Lorenzo afirmó ser "un convencido de que las personas pueden cambiar", convicción sin la cual confiesa que no podría encarar su tarea.
"Los que están en la cárceles es porque han trasgredido la ley, pero eso no significa que haya que excluirlos y darles otra oportunidad. La ley tiene que reprender a quien no la cumple, pero no significa que esté dicha la última palabra", dijo.
"Siempre me duele cuando hay gente detenida, pero cuando es un sacerdote un poco más porque soy cura, por la Iglesia y sobre todo por esta primavera que se llama Francisco"
Lorenzo no conoce personalmente a Grassi, pero ya se puso en contacto con el capellán del penal 41 de Campana, donde está alojado desde ayer, que "lo va a visitar como cualquier otro detenido".
"Cuando me toque recorrer ese penal me pondré a disposición de él, como hago con todos. En el caso de Grassi lo sé, pero yo nunca pregunto por qué motivo están allí los hermanos presos porque no me interesa: quiero escucharlos sin condicionamientos. La idea es que asuman una historia que es compleja, tratar de sanarla y proponerles otra cosa", dijo.
Lorenzo aseguró que la Iglesia está cambiando en su manera de encarar temas vinculados con la sexualidad de los consagrados, lo que permite, por ejemplo, que hoy se aborden estos asuntos durante la formación en el seminario.
"Hace falta hablar de sexualidad en el seminario y ahora hace rato que se hace. Yo me ordené hace 24 años y era más difícil. Antes se hablaba solo con el confesor, hoy en los seminarios hay psicólogos y talleres donde se abordan temas sexuales y afectivos", dijo.
Además, el sacerdote consideró que hoy puede decirse que la Iglesia está trabajando para "prevenir la pedofilia" porque "antes estas cosas no salían a la luz. El pecado es muy viejo, pero antes no se sabía. Desde que surgieron los primeros casos en Estados Unidos, se está trabajando y con muy buena voluntad".
Por último, Lorenzo fue tajante en afirmar que el abuso de menores cometidos por algunos curas "no tiene nada que ver con el celibato"
"Una cosa es ser un pervertido y otra muy distinta ser un pedófilo, porque el celibato no es la represión sexual -que es un acto meramente biológico-, sino un acto amoroso porque el célibe es el que elige consagrarse a Dios", dijo.
Fuente: Télam
