Catamarca
Viernes 26 de Abril de 2024
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Una primera mirada de Piglia sobre Renzi y viceversa

Años de formación, la primera entrega de esa obra total que son "Los diarios de Emilio Renzi", escritos a lo largo de 58 años por Ricardo Piglia, dan una idea precisa de quién es su autor, una de las voces ineludibles de la literatura hispanoamericana actual, y de su forma de ver el mundo.
Esta obra inédita repasa los primeros 10 años de registros del creador de Respiración artificial, que comenzó a escribir en un cuaderno, de forma azarosa, a los 16 años, cuando por motivos políticos sus padres decidieron mudarse a Mar del Plata y dejar su ciudad natal de Adrogué, la misma en que Borges solía veranear.

Publicado por Anagrama, este primer tomo cubre el periodo que va de 1957 a 1967, es decir, el proceso que recorre un escritor en ciernes hasta que publica su primer libro; y abre la monumental trilogía que completarán Los años felices y Un dí­a en la vida.

Del diario: "¿Cómo se convierte alguien en escritor, o es convertido en escritor? No es una vocación, a quién se le ocurre, no es una decisión tampoco, se parece más bien a una maní­a, un hábito, una adicción, si uno deja de hacerlo se siente peor, pero tener que hacerlo es ridí­culo, y al final se convierte en un modo de vivir (como cualquier otro)".

El titánico ejercicio literario emprendido por Piglia, quien editó cientos de cuadernos recopilados durante más de cinco décadas -"327, nunca los conté", respondió con picardía en una entrevista al ser consultado respecto a cuántos eran-, plantea además un juego de espejos.

En estas páginas se lee al Piglia adolescente, el joven interesado en películas y textos iniciáticos, y al escritor consagrado que emprende un trabajo de relectura sobre los extensísimos registros sobre sí mismo para publicarlos de otra manera en la que fueron escritos, a partir de una edición propia.

"Por supuesto, no hay nada más ridículo que la pretensión de registrar la propia vida. Uno se convierte automáticamente en un clown (...) hablar de mí es hablar de ese diario. Todo lo que soy está ahí pero no hay más que palabras. Cambios en mi letra manuscrita", dice la nota de autor que abre el primer libro.

Se trata de un trabajo que se hace patente el juego de la memoria, capaz de instalar en un primer plano hechos mínimos o apenas esbozados en las páginas de un diario, y de borrar por completo del recuerdo personal páginas enteras de anotaciones.

"La primera lectura, la noción, subrayó, de primera lectura es inolvidable porque es irrepetible y es única, pero su cualidad epifánica no depende del contenido del libro sino de la emoción que ha quedado fijada en el recuerdo", comenta Renzi, su alter ego, en un pasaje de este diario.

Norman Mailer, Jean Paul Sartre, Beatriz Guido, Juan Carlos Onetti, Jorge Alvarez, Monsieur Teste de Valery; cuentos de Hemingway yendo a despedir a la terminal de ómnibus a una novia llamada Vicky; y ciertas reflexiones: "El valor de la lectura no depende del libro en sí mismo, sino de las emociones asociadas al acto de leer. Y muchas veces atribuyo a estos libros lo que corresponde a la pasión de entonces (que ya he olvidado)", se lee.

A partir de ese ejercicio de relectura y edición, Piglia ordena las páginas en función de series que le interesan en particular y las intercala con pequeñas prosas y relatos con una forma muy literaria; construye el laboratorio de un escritor siempre interesado en intervenir lo que escribe, en devolverlo del pasado el presente, en cuestionar a qué tiempo pertenece un diario.

Todo ello anotado minuciosa, compulsivamente: "Es mi cumpleaños, Natalia, una amiga de mi abuelo, recién llegada. Su marido ha muerto 'en el frente'... Bellísima, sofisticada"; "posible curso centrado en la narrativa norteamericana"; "La tapa del libro está lista. Es amarilla y con letras blancas. Anoche pruebas de página de La invasión"; "Fidel Castro confirmó la muerte del Che"; "Se murió el gato. Se llamaba El Cónsul", se lee en distintas entradas.

Renzi entonces, alter ego que aparece en sus novelas en ocasiones fugazmente y en otras con mayor protagonismo, surgido del nombre completo del autor, Ricardo Emilio Piglia Renzi, en estos diarios va más allá de la ficción.

El propio Renzi los firma, Piglia es quien los publica, tal vez para cumplir fuera de la tinta y el papel su propio ritual: "Las historias proliferan en mi familia, dijo Renzi. Se cuentan las mismas una y otra vez, y al contarlas y al repetirlas mejoran, se pulen igual que el canto rodado que el agua cultiva en el fondo de los ríos".

Fuente: Télam

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