Y explica: "a partir de ese momento decidimos ir con mi familia a Moscú, en busca de la curación de mi hija. Nos informaron que ahí había un gran desarrollo de la ciencia neurológica y que al ser operada y rehabilitada, Florencia podría volver a caminar".
"Siendo el padre me fue muy difícil contar esta historia -confiesa Wolman-. Pero como un imperativo categórico lo pude escribir, en tercera persona, para tomar algo de distancia y vencer el problema emotivo".
Fuente: Télam