El sol partía la tierra cuando la mujer se encontró caminando a la vera de la ruta 157, a la altura de la localidad de García Fernández. Cruzó la ruta, tocó el timbre en la casa de sus primos -que viven enfrente- y estos la llevaron con sus padres, unas cuantas cuadras adentro.
A partir de ese instante Zulma pudo construir su relato. Cuando declaró ante el comisario Julio Fernández, en la División Trata de Personas, aseguró que no recuerda absolutamente nada de lo que pudo haber pasado durante los últimos 60 días. No se mostró nerviosa ni en estado de shock, según afirmaron quienes presenciaron el acto. Sólo señalaron que es una persona introvertida y de pocas palabras.
"Más gordita"
"No tiene signos de violencia", confirmó ayer a la tarde el comisario luego de conversar con la mujer de 28 años. Y agregó que la declaración fue breve y poco clara. "Lo único que dijo es que cuando se despertó estaba caminando por la ruta y pasó una moto y le tocó bocina", contó Fernández.
Casi nada cambió en la apariencia de la joven desde el día de su desaparición. "Su contextura física está bien, incluso está más gordita", precisó Germán Díaz, el abogado de la Fundación María de los Ángeles, que llevó adelante el caso.
"Sólo tenía un raspón en el ojo, que casi ni se le nota, y un pinchazo en el brazo", mencionó el uniformado, quien descartó que pudieran haber tenido a Zulma drogada todo este tiempo. "Es imposible que una persona esté dos meses enteros con drogas, además no está flaca", argumentó.
Con otra ropa
Zulma describió ante los uniformados lo que hizo el 12 de enero, cuando desapareció. Ese día había viajado a la capital y fue a almorzar a la casa de sus ex patrones, en San Juan al 100. Según le dijo a la Policía, salió rumbo a la Terminal de Ómnibus a las 17.30. Compró una gaseosa en un quiosco y la iba bebiendo por el parque 9 de Julio cuando se desvaneció. Su siguiente recuerdo pertenece al mediodía de ayer, cuando apareció vistiendo de otra manera.
A la mujer la buscaban con un capri blanco, una musculosa blanca y un par de zuecos, como había salido de su casa hace dos meses. Pero ayer llegó vistiendo un pantalón de jean, una blusa negra y un par de sandalias del mismo color. "La ropa no es de ella y tampoco sabe a quién le pertenece", explicó Fernández.
Pero esta apariencia abre otro interrogante en la causa, ya que cuando Zulma se presentó ayer en la División Trata de Personas llevaba puesto un capri blanco. Si bien la mujer se cambió de ropa antes de salir de su casa, la prenda coincide con la que vestía el día de su desaparición.
Con esta declaración, la mujer dejó perplejos a todos. Ayer le realizaron estudios toxicológicos y tocoginecológicos. En tanto, hoy la someterían a un examen psicológico. Además, se espera que en el transcurso de las próximas horas declare ante el fiscal Arnaldo Suasnábar, a cargo de la fiscalía VII.
La investigación sigue
Lo más importante, que era su aparición con vida, ya sucedió. Pero ahora la investigación sigue adelante para intentar determinar qué fue lo que ocurrió con la mujer durante estos 60 días. Hasta la semana pasada, la Policía analizaba la pista aportada por un testigo, quien dijo haberla visto dentro de un auto en Bella Vista. Con los datos de la patente, se pudo constatar que el automóvil estaba registrado en Caleta Oliva, Santa Cruz. Cuando lo ubicaron, su propietario reconoció que estuvo en Tucumán el 12 de enero, fecha en que ocurrió la desaparición, pero aclaró que estaba visitando a su familia. Según declaró, luego regresó a su provincia con su mujer y sus hijos.
Otra línea investigativa era la de un llamado telefónico que recibió la hermana de la mujer cuatro días después, el 16 de enero. Zulma le pedía que levantaran el corte de ruta que habían realizado sus familiares para reclamar que aparezca. Pero su hermana la notó nerviosa, la escuchó llorar y supuso que la estaban obligando a elegir las palabras.
Al día siguiente, el fiscal Suasnábar solicitó a las diferentes empresas de telefonía que operan en el país un informe con el objetivo de rastrear desde dónde se realizó esa llamada. Les concedió un plazo de 48 horas para responder, pero hasta ahora hay firmas que no han contestado.
Los investigadores esperan que, una vez reunidas todas las pistas, puedan resolver la incógnita. Aunque lo más importante saldrá de la boca de Zulma, cuando recupere la memoria y relate dónde estuvo y con quién. lagaceta.com.ar
