Cerca de las 10.30, interrumpieron el tráfico en 25 de Mayo y San Martín. Entre las mujeres, estaba Dora Ibáñez, la madre de Cristian Villagra, el joven que el sábado se quitó la vida luego de una recaída en su rehabilitación. "El fin de semana enterré a mi hijo por esa droga ("paco") y todos los días lloramos al ver a nuestros jóvenes destruidos. Queremos que se abran centros para ayudarlos; hay que hacer algo urgente para no sepultar a más chicos", declaró Dora Ibáñez.
Las mujeres comentaron que las marchas se repetirán todos los miércoles a la mañana. "Empezamos una nueva lucha. Esperemos que esto sirva para que todos sepan que los chicos se quitan la vida porque no saben cómo escapar del ’paco’ ", comentó Juárez. Las madres esperan que la sociedad se sume al reclamo y las acompañe en cada marcha. "La muerte de Cristian fue un duro golpe para Dora y para todas las madres que tenemos hijos adictos. Fue un quiebre en nuestras vidas y no vamos a bajar los brazos", contó una de las mujeres.
La lucha de las madres de la Costanera comenzó en diciembre de 2008, cuando Walter Santana fue asesinado a balazos, luego de una discusión con un dealer. El grupo se había autodenominado "Madres de la Esperanza", pero se fragmentó meses después. "No nos gustó cuando hubo discrepancias entre las Madres de la Esperanza y las Unidas por la Vida. Por eso no queremos organizar ninguna agrupación. Simplemente nos identificaremos con un pañuelo negro", explicó Elsa Juárez. "Dios nos tocó fuerte en esta ocasión. Pero no queremos ser protagonistas. Simplemente queremos respuestas del Gobierno", agregó.
En este sentido, la mujer aclaró que no aceptarán reunirse con ningún funcionario. "Queremos que nos reciba el gobernador José Alperovich. Que él se haga eco de nuestro reclamo y brinde un lugar para que nuestros hijos puedan recuperarse", afirmó.
En la protesta, las madres no ahorraron críticas a la política oficial para combatir este flagelo. "Nuestro clamor es que intervengan la Policía Federal y Gendarmería. Sabemos que no todos los policías de la provincia son malos, pero en este caso son cómplices de los delincuentes que venden la droga en el barrio", sentenció Juárez. "Esta generación está perdida, pero quedan nuestros nietos. Necesitamos que tengan la posibilidad de ser algo el día de mañana; que sepan que van a poder vivir sin droga", concluyó.
Fuente: Infobae