La Concejal Silvia Fedeli, quien ofició como miembro informante, destacó en su alocución que “su trabajo misionero estuvo respaldado por herramientas que aún conserva: alma pura, espíritu luchador, vocación por el prójimo, respeto y amor profundo por la familia, la palabra justa en los momentos más difíciles. Todo esto lo llevó a ser algo más que un simple Sacerdote.
Además, hizo mención a distintos aspectos de su recorrido por el interior provincial y de la Capital que lo llevaron a ser uno de los Sacerdotes más queridos y respetados por la comunidad catamarqueña. Fedeli concluyó su exposición diciendo: “Su humildad es insoslayable, atraviesa cada centímetro de su cuerpo y alma. Omite en sus relatos cada detalle que pueda elevarlo aún más en el reconocimiento popular. Esconde su grandeza interior para no sobrepasar a su prójimo, la guarda para buscar fuerzas que lo apuntalen y así continuar peleando por quienes lo necesitan. Aunque no quiere decirlo está aquí con nosotros no para recibir reconocimientos o para salir en los medios, está aquí para que su “Mama Achachita” tome nuevo impulso y para que no nos olvidemos del legado que nos dejará. Ese es Santiago José Sonzini, ese es nuestro Padre Sonzini. Y a decir verdad esta distinción llega con retraso.”
El camino de Sonzini
Santiago José del Valle Sonzini, nació el 9 de agosto de 1923 en la ciudad de Córdoba, creció en el seno de una familia numerosa y fue su guía espiritual durante los años de su juventud. Influenciado plenamente hacia la Fe por su tío, un sacerdote de apellido Astudillo que le marcó el camino en el que los catamarqueños seríamos sus principales beneficiados.
Cursó sus estudios primarios en la Escuela N° 66, Clorinda Orellana Herrera, de la Localidad de Chumbicha y a los 12 años ingresó al seminario Menor de Catamarca en donde estuvo cinco años.
En 1.940 ingresó al Seminario Mayor haciendo 3 años de Filosofía y 4 de Teología. Recibió el Sub-Diaconado en 1.945 y el Diaconado un año más tarde. El 1 de Diciembre de 1.946 fue ordenado Sacerdote.
Fue Vicario de Capayán en la Iglesia Nuestra Señora de Luján y cura párroco de Recreo en marzo de 1.955.
En 1.957 fue Vicario de la Catedral Basílica y cuatro años más tarde cura párroco de Santa Rosa de Lima.
Levantó la escuela de Catequesis en Santa Rosa de Lima y fundó el comedor Mamá Achachita y dio inicio a la obra de construcción del Colegio Juan Pablo II en Choya.
Fundó el oratorio Perpetuo Socorro en 1.995.
Pocos saben que hace algunos días estuvo a punto de ser gobernador. Esto es porque la Legislatura lo nombró como sexta autoridad provincial. La Constitución de la Provincia en su artículo 138 dice que “La Legislatura nombrará anualmente la persona que habrá de desempeñar provisoriamente el cargo de Gobernador, en el caso de que el Gobernador titular, el Vicegobernador, el Presidente Provisorio del Senado, el Presidente de la Cámara de Diputados y el de la Corte de Justicia no pudiesen desempeñar las funciones del Poder Ejecutivo. La designación no podrá recaer en ninguno de sus miembros”. El Padre Santiago Sonzini fue el único catamarqueño sobre el que recayó este honor hasta el momento.
Recibió por parte de la Santa Sede el cargo de Monseñor ad honorem aunque nunca quiso usar la sotana y la faja roja correspondientes. Eso le hubiera impedido trabajar en el terreno, en donde más le gusta.
Una frase de su madre, María de las Mercedes Martínez Núñez, quedó grabada en su memoria para siempre: "Prefiero verte humilde y no un señor empingorotado lleno de ornamentos y esas cosas". Fue por ello mismo que prefirió rechazar un lugar en la Diócesis que le hubiera permitido luego ser Obispo.
Son muchas las obras del Padre Sonzini, pero la que seguramente quedará y perdurará en la comunidad, es Mama Achachita, que funciona desde hace más de 18 años gracias a mucho esfuerzo sobre calle Almafuerte 130 y alimenta diariamente a cientos de niños y jóvenes estudiantes universitarios.
“Mama Achachita”
El 14 de Agosto de 1.982 se sirve la primera comida en la Parroquia Santa Rosa de Lima a un grupo de niños cuyas familias no podían alimentarlos. Se llamaba por entonces “Hogar de Niños Desvalidos”. Para cocinar se había recibido como donación una heladera, una cocina y utensilios. Ya el 11 de mayo de 1.993 comienza a funcionar bajo el nombre de “Hogar de Niños Mama Achachita”. El 12 de junio de ese año y tras mucho esfuerzo se inaugura la sede de Almafuerte 130. El salón entrega actualmente 300 raciones diarias para el almuerzo. Casi 100 de quienes concurren son estudiantes universitarios del interior provincial cuyos recursos económicos no les permiten acceder al comedor de la UNCA. Las donaciones desinteresadas de distintos sectores y personalidades de la comunidad posibilitan que Mama Achachita continúe funcionando.
