“Ya tenemos en el campo 180 trabajadores temporarios que vinieron exclusivamente para la cosecha, viven aquí en el campo y están trabajando a un ritmo normal como lo hacen desde hace tres o cuatro años que ya nos conocemos”, refirió el administrador de un campo ubicado cerca de Chañarito, en Valle Viejo.
En la mayoría de las empresas olivícolas de las tres cuencas existentes en la provincia, se da la situación de que el olivo se produce con un doble propósito: consumo de mesa y fabricación de aceite. En tal sentido, son incesantes los esfuerzos de las autoridades provinciales, municipales y del sector privado para captar mano de obra local para incorporarla en la cosecha aceitera, para la que aún quedan vacantes.
Según datos oficiales, el mayor registro de la campaña de aceituna de de mesa se logró en el período 2004/05, cuando se pisó el nivel de los 7,6 millones de kilos, notándose un descenso de más de un millón de kilos el año pasado (6,5). Sin embargo, desde distintos sectores estimaron este año que podría lograrse un registro superior al del 2005.
En relación con el volumen de fruta para moler, la relación descendió de 84%-16% en 2005 a 79%-21% el año pasado. Esta reducción de la brecha denota también el leve emparejamiento que manifiesta la aceituna de mesa con las variedades aceiteras.
Por otra parte, de las tres cuencas olivícolas, la del Valle Central es la que cuenta con mayor superficie plantada para este propósito, destacándose la variedad manzanilla -muy aceptada en Europa y Estados Unidos-, picual y barnea, entre otras como la arauco. En cuanto a esta última, constituye una especialidad riojana y se caracteriza por su gran tamaño, que seduce principalmente al consumidor argentino y brasileño.
Más especializada
Una característica de esta primera etapa es que la aceituna debe ser recogida con mayores cuidados que cuando se la destina a molienda y, en general, los operarios deben utilizar las manos en vez de guantes o peine. Como contrapartida, el precio del cajón es superior respecto del que se paga por el cajón para aceite.
Según lo consensuado entre el gremio de los trabajadores rurales y los representantes de las patronales, este año en Catamarca y La Rioja se pagará 5 pesos con 6 centavos como mínimo el cajón de 20 kilos, un precio mejorado en más del veinte por ciento respecto del año pasado.
Como se conoce, Catamarca está creciendo en su desarrollo olivícola fundamentalmente de la mano de la agro-industria aceitera, y para ello sólo basta recordar que la capacidad instalada en la provincia asciende a 22 líneas de producción. Sin embargo, con la llegada de nuevas inversiones extranjeras en alianza con empresas locales, la elaboración de aceituna de mesa está creciendo a un ritmo creciente y su techo es aún impreciso. Las empresas que ya anunciaron inversiones -y se encuentran construyendo sus respectivas plantas industriales- son la sevillana Olitec Aljarafe, que elaborará pasta de rellenos entre otros para la reconocida marca Castells, y Aceitunas Guadalquivir, aliado al Grupo Indalo radicado en Pomán. Como novedad, se anuncia la planta de Rellenos del Sur, también perteneciente a capitales hispanos. Estas empresas se suman a las catamarqueñas que ya había radicadas en la provincia: Cerro Guacho, El Alto y La Aurora del Sur.
Con este potencial en crecimiento, Catamarca intenta posicionarse cerca de La Rioja, tradicional líder del mercado nacional en este segmento.