Desde la óptica del Gobierno, el año no ha sido malo: se cometieron todos los errores posibles -esto es reconocido en privado a menudo por las mismas autoridades- y la oferta de carne cayó sólo un 2,8 por ciento. La ganadería argentina, evidentemente, es un paciente de una extraordinaria fortaleza, que soporta todos los errores de medicación de un novel estudiante de medicina; muchos de los errores de 2006, en especial la prohibición de exportar, se asegura que no se volverán a cometer en el futuro. Las autoridades han aprendido, y mucho, y temen nuevas caídas en la producción de carne para los próximos años, que muy probablemente los encontrará todavía en el gobierno del país.
Mercados
La exportación totalizaría este año unas 558 mil toneladas, es decir, 217 mil menos que el año pasado. El ingreso de divisas habría caído de 1.388 a 1.182 millones de dólares, y el precio FOB (promedio anual) se habría ubicado en unos 2.118 dólares por tonelada (una suba del 18 por ciento). Desde fines de 2004 hasta octubre último, el incremento de los valores FOB acumula una mejora del 60 por ciento, ahora amenazada por una baja como consecuencia de la vuelta al mercado internacional de varios estados brasileños, cuyos embarques estuvieron prohibidos durante gran parte de 2006 a raíz de los brotes de aftosa de fines del año pasado.
Por su parte, la demanda interna sigue muy firme y en su punto máximo anual. En la medida en que la economía siga creciendo a un tirmo de ocho o nueve por ciento anual, que caiga el desempleo, que mejoren los salarios reales -y los ingresos en general-, y que siga creciendo la masa salarial, es factible que la demanda de carne vacuna aumente y, al encontrarse con una oferta igual o inferior a la del trienio 2004-2006, los precios del ganado y de los cortes también tenderán a subir.
El actual es un plan económico basado en el consumo interno y a la ganadería, que vende el 80 por ciento de su producción en el mercado local, no le puede ir mal. De todos modos, la fuerte suba de los precios agrícolas, el alza explosiva del principal insumo en el engorde animal (el maíz) y las señales negativas que ha dado el Gobierno en todo 2006 (la "incertidumbre insoportable") hacen que sea difícil que podamos esperar un mayor volumen de carne para el futuro.
La exportación irá en el corto plazo en descenso, por la interrupción de las compras rusas, que comprenden entre 50 y 55 por ciento de la demanda externa. Precios en baja, por la vuelta al mercado internacional de algunos estados brasileños, que vuelcan enormes volúmenes de carne a los mercados hacia los que también concurre la Argentina. Panorama bueno, con precios algo más bajos que el pico de la pasada primavera, pero muy dependientes de las compras rusas y de la situación sanitaria del Brasil.(CampoNOVA.com)