El presidente del Comité Capital pretende, vanamente, mancillar el buen nombre de actuales y ex funcionarios de la Municipalidad de la Capital respecto de una supuesta deuda con el citado organismo partidario; busca predisponer a la opinión pública en contra de nuestro proceder y a confundirla en relación a descuentos compulsivos, y aportes voluntarios que hemos realizado al Movimiento Renovador.
Más allá de la evidente falta de ética y de su escandaloso proceder, es notoria la desesperación que le asalta: pretende -inútilmente- incluirnos en su cortejo hacia su muerte política, concretada a partir de su divorcio de principios elementales y manifiesta en diversas actitudes. "Es la naturaleza", tararean a coro con el alacrán.
Diarios, radios, televisión y la memoria colectiva de propios y extraños, atestiguan su desapego hacia las más elementales normas de conducta política. Utiliza los medios de prensa para destilar su fracaso y resentimiento, calificativos que constituyen su verdadera identidad.
Ratifico que el aporte que realicé al Movimiento Renovador fue voluntario y obedeciendo a profundas convicciones. Jamás, durante el período que le tocó a Gigantino conducir al Comité Capital -cuya característica saliente fue la de puertas cerradas, símbolo de la inacción- fui anoticiado siquiera de una rendición de cuentas o balance.
No hay que dar por el pito lo que el pito no vale. Corresponde cerrar este capítulo, protagonizado por aquellos que pretendiendo ser voceros de lo que pide la gente, obran de la forma que más repudia la gente. A quienes este falso fiscal pretende mancillar, nos queda la tranquilidad de conciencia y convicción. Debemos, como tal, dedicar nuestro esfuerzo y mejores energías en acompañar la gestión del Ing. Eduardo Brizuela del Moral, a quien casi el 50 % de los catamarqueños ha elegido gobernador. A esos que hoy nos quieren difamar e injuriar, les queda el consuelo de seguir mirando el paso del tren de la historia.
Atentamente.
Luis Roberto Luque
