A nadie se le escapaba que, con esa fiesta, estaban celebrando el triunfo de la cristiandad, después de casi ocho siglos de dominación musulmana.
En el siguiente intervalo Jalima regresó junto a la reina.
-Memorable fiesta, caballeros -dijo Alonso de Palencia acercándose al grupo anteriormente mencionado . Es notable cómo la música puede regir el movimiento de las personas y unificar su desempeño. Por algo es el único arte que utilizan los ejércitos para hacer marchar a sus batallones. Sería conveniente saber qué es lo que guía a los hombres, cuando no son los musicales sones los que acarician sus oídos.
-En lo que a mí me toca -dijo Colón-, espero que pronto no sea otra cosa que la brújula.
-Todo el mundo habla ya de vuestro aventurado viaje, aseguró Pulgar.
-Y cuál será la bitácora del resto de la gente o el astrolabio que orienta su comportamiento? Palencia insistió, al parecer interesado en dilucidar la cuestión.
-De Cárdenas tiene algunas ideas sobre ese tema dijo Pulgar.
-Me gustaría conocerlas inquirió Palencia. Qué es lo que mueve al mundo?
-El delito respondió el interpelado.
-Mal viento es ese! exclamó el navegante.
-De ser cierto, la humanidad tendría un destino infortunado auguró Palencia.
-Y así será, si en algún momento no opta por cambiar su rumbo -aseguró de Cárdenas-. Además hay que considerar que está el delito visible y el invisible.
--Medrados estamos! Siempre pensé que con el que se conoce y observa ya teníamos en demasía -se sorprendió Palencia-. A fe mía, que debéis de tener la mirada más penetrante que Linceo, que fue famoso por ello entre los argonautas que buscaban el vellocino de oro. Y cuáles son aquellos delitos que no perciben los ojos?
-Pues, justamente, los que están más a la vista de todos esbozó el anterior.
-Enigmático estáis dijo don Alonso. Explicaos, pues. Cuáles son?
El fragmento ha sido tomado de la pág. 277, de mi libro:“El Caballero Hernán y el Adversario Invisible” Novela histórica, en la España de los Reyes Católicos. Presentada el día 4 de diciembre, en el Auditorio Borges de la Biblioteca Nacional.
Alejandro Sicardi, Médico - escritor.