Pretendiendo superar la fisonomía que tradicionalmente impregnó las actividades enmarcadas en el Día del Niño, el espíritu que anima hoy la organización de estos eventos busca también, superar modelos que, paradójicamente no sólo son modelos de gestión, sino también de concepciones culturales y políticas arraigadas en las prácticas sociales. En tal caso, la organización de los festejos para los niños en su día, no quedaban exentos de matrices asistencialistas que conciben como únicos escenarios posibles aquellos donde el rol de los niños se circunscribe solamente a “participar de la fiesta”, recibir la merienda y un juguete (si lo hay), para luego volver a casa “agradecidos”.
Así planteados los marcos de acción, obviamente el Día del Niño no escapaba al folclore del activismo asistencial, postergando el compromiso en pos de acciones concretas que permitieran superar el estado actual de situaciones que caracterizan a la infancia, donde la responsabilidad no sólo debe ser asumida por los entes oficiales en el diseño de políticas de Estado sino que la ciudadanía en su conjunto debe asumir que, en función de la situación de la niñez forman parte de un sistema de corresponsabilidades que caben a los diferentes actores del entramado social.
Teniendo en cuenta que un modelo de gestión puede ser más asistencial o más promocional, quienes no sumamos en la organización de esta instancia procuramos trascender la mera declamación activista que, consecuentemente, se encuentra muy a destiempo de los nuevos paradigmas que se instalaron muy fuertemente entre quienes trabajan –a fondo, y en serio- la problemática de la niñez en la amplitud de sus contextos y en la necesidad de generar un debate profundo acerca de la situación de esta franja socialmente considerada en riesgo o en situación de vulnerabilidad social.
En un escenario nacional donde Estado y organizaciones de la sociedad civil comienzan a plantear enérgicamente la necesidad de diseñar y proyectar políticas públicas a favor de la infancia, buscamos colocarnos sino a la vanguardia de estos nuevos arquetipos, por lo menos en consonancia con ellos. Bajo el lema “Todos juntos por los Chicos”, es nuestro anhelo instalar al mes de Agosto superando una simple fecha en el calendario que incluso encuentra sus raíces en un antedecente de índole más bien consumista, para comenzar a instalar con acciones concretas líneas políticas de promoción social de los derechos de los niños, niñas y adolescentes, donde las organizaciones sociales, las instituciones de gobierno, la justicia, los entes parlamentarios, las comunidades educativas, los medios de comunicación social y la propia familia deberán potenciar su rol e incidencia en función de la construcción de ciudadanía de niños y jóvenes.
Hablar de un involucramiento político y ciudadano de los diferentes actores sociales, supone “ser capaces de levantar la mirada por sobre la cotidaneidad, salir de la sóla denuncia y contruír una comprensión política y una intervención pública sobre los problemas” que enfrenta la niñez, tal como lo señala UNICEF, Nueva Tierra y el Foro Argentino de Radios Comunitarias (FARCO) en su campaña de comunicación denominada “Políticas Públicas para la Infancia, Construcción de Ciudadanía de Niños, Jóvenes y Adolescentes”.
Porque consideramos que podemos construir una sociedad donde los niños puedan generar escenarios diferentes, la idea primigenia es no sólo reunir “gestores” en la pretensión de agasajar a los niños, sino que anhelamos que este marco sea el propicio para generar nuevos espacios de debate y reflexión respecto de las acciones u omisiones que como actores sociales debieran interpelarnos en lo relacionado a las concepciones de infancia. Un ejemplo claro de ello encuentra sustento, incluso, en los nuevos marcos legales que buscan suplantar la idea del niño como objeto pasivo de cuidados y de contención, para concebirlo como un sujeto social pleno de derechos con capacidades de reflexión crítica. En tal sentido, el objetivo es promocionar a la niñez, trabajando la generación de instancias donde los niños puedan, potenciar su creatividad y juicio crítico, en la concepción de que de este modo contribuimos a fomentar ciudadanos participativos y comprometidos con su entorno, lo cual no es otra cosa que sentar las bases hacia el fortalecimiento del capital social a futuro.
Buscamos entonces trascender los viejos paradigmas, fomentar en el niños su real inserción social, concibiéndolo como sujeto social pleno de potencialidades y no meramente como depositario o receptor de acciones que otros (nosotros, los mayores) deciden por ellos, en una supuesta pasividad irreflexiva del niño/beneficiario.
En este mes del niño, apelamos al compromiso no declamativo sino activo en pos de la infancia catamarqueña. No se requiere sólo solidaridad, hacen falta también acciones concretas, pues tal como lo plantea UNICEF pretendemos que esta sea una oportunidad “para reconocer, reencontrarse y retomar la dimensión política de la situación de la niñez”.
Lic. Gabriela Nieva Larcher
Directora Políticas Comunicacionales
Secretaría de Estado de Desarrollo Social
Gobierno de la Provincia de Catamarca.
