(DIARIOC, 06/03/2009) Considero que el vocablo asesino, va dirigido a personas que tienen voluntad de eliminar al prójimo y no al que estudió tantos años con la voluntad de curar, de llevar alivio al que sufre, de alentar al que lo necesita, a veces corriendo el enorme riesgo de ser testigo de la exhalación del último aliento de su paciente. Labor nada fácil para aquel que trabaja inmiscuyéndose en los hilos del destino.
Pues cabe preguntarse ¿A cuántos profesionales se les ha ido de las manos una vida, cuando hacían lo posible y hasta lo imposible para demorar la partida de un enfermo? ¿Por qué se publicita de criminal a un ciudadano que intentó salvar una existencia? ¿Por qué se juzga a una persona, sin antes haberse escudriñado las causas que llevaron al enfermo a su partida?
Quien suscribe, enfermera de vocación, ha deambulado por la vida con mas de treinta años cargando una grave enfermedad como lo es el cáncer, soportando numerosas operaciones y tratamientos de quimioterapia por metástasis en la provincia de Córdoba, en donde grandes profesionales de la medicina han hecho permisible que aún así, pudiese mirar hoy, los ojos de mis amados nietos; así se lo pedí a Dios y a nuestra Madre del Valle millares de veces, desde tantas salas de sanatorios y hospitales, lo que me ha permitido conocer médicos y enfermeros por doquier.
En nuestra ciudad he tenido la oportunidad de ser atendida en diversas ocasiones por el Dr. Barrionuevo, por estos días llegué al nosocomio con el diagnóstico de Pancreatitis Aguda, los que entienden algo sobre salud, saben muy bien que no es nada fácil salir de esta dolencia infecciosa, teniendo en cuenta mis sesenta años de edad, de los cuales más de la mitad lo hice enferma.
Quiero expresar hoy a través de estas líneas, mi más sincero agradecimiento a este profesional médico, que pacientemente me ayudó a salir de la afección citada, su gran devoción por sanar, lo llevó a asistirme continuamente en la sala de terapia intensiva, medicándome y entregándome algo que muchas veces se olvida pero tan importantes para un enfermo, “palabras de aliento”; he sido consciente de la gravedad de mi caso y he dejado mi destino nuevamente, médicos de por medio, en manos de aquel que da la vida, y por ende tiene el derecho de quitarla, Dios.
He visto muchísimos sucesos, en los que enfermos, se debatían entre la vida y la muerte, he reflexionado al respecto durante tanto tiempo y a sabiendas, que no todos los casos son los mismos, pues algunos llegan a un centro de salud más graves que otros, a veces sólo llegan para decir adiós a su existencia. Entre tantos eventos, que tienen como protagonistas a médicos y enfermos, no desconozco que están los casos por mala praxis, como tampoco desconozco algo fundamental en una sociedad, como lo es, que una investigación y la justicia de los hombres determinan, juzgan y condenan el accionar profesional.
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Pero que triste es, cuando indiferentes a esto, nos adelantamos a “maldecir y a condenar” a través de la palabra hablada o escrita a un habitante de este mundo, que luchó para que su prójimo aún no partiera hacia el otro; no desconozco que es terriblemente doloroso, que nuestro ser querido se transforme solo en un recuerdo inolvidable, pues he tenido que despedir, como a todos en algún momento, tantos amigos y parientes que he apreciado con el alma.
Vi muchas veces al Dr. Barrionuevo tratar a sus pacientes y sé de las numerosas operaciones complicadas que ha realizado exitosamente, sin embargo él, no hace alarde de ello para defenderse de un ataque, que a mi entender se dibuja tristemente politizado.
No me cabe la palabra “asesino” para esa persona que con devoción y palabras de aliento transita diariamente una clínica, no para legislar o predicar partidismos, sino para llevar alivio a los que allí, de una u otra manera, sufren.
No me cabe la palabra “asesino” para aquel que hoy como diputado, está cargado de una sensibilidad distinta, porque día a día es testigo del dolor ajeno. Pero cuanto cabe la palabra “asesino” para aquellos, que hasta aún, sin saberlo, por la codicia, matan.
Como Cristiana, como católica, primeramente, agradezco a Dios el permitirme vivir hasta este instante, aún cuando me ha resultado tan difícil y aunque me vea afrontando hoy una vez más una nueva dolencia. Desde mi lecho de enferma, agradezco infinitamente la labor incansable del Dr. Barrionuevo en nombre mío y de tantos que han sido aliviados por su accionar. Agradezco a los enfermeros y enfermeras y a todo el personal del Instituto Médico de la Comunidad por su amable atención en esos días en que mi salud verdaderamente desmejora. A mi querida familia, a mis amigos, sencillamente Gracias.
Prof. Lidia Esther Agüero
DNI: 5.936.143
¿EL INSTITUTO MODELO VA A RESPONDER SEÑORES????
AUNQUE SEA UNA PERSONA QUE LEA ESTO, YA ME SIENTO SATISFECHO DENUNCIANDO UNA INJUSTICIA.