Los títulos para los fans de Depeche no eran buenos para este año, ya que el tumor extraído al cantante David Gahan hizo temblar la gira, y de hecho se cancelaron presentaciones en muchos países, incluido Brasil.
Pero finalmente el concierto de Buenos Aires quedó fijo y el trío integrado por Gahan, el principal compositor Martín Gore y el tecladista Andrew Fletcher se concretó en el marco del festival, una excusa para esperar a la banda más importante de la movida electrónica.
Pero los Depeche ya no son esa banda discotequera de los ’80, han virado a una búsqueda de blues y del rock gótico e industrial, con mucha presencia de máquinas al estilo de Nine Inch Nails.
Y eso se notó en el repertorio ya que no hubo canciones de esa década, nada de los discos "Speak and Spell", "Black celebration" y sólo un par de "Música para las masas".
Todo fue de "Violador" para acá, los tiempos en que Martín Gore dejó los teclados y adoptó la guitarra como instrumento principal, ya que el sonido buscado requería darle preponderancia a la tracción a sangre para quitarle la pátina de frialdad de las máquinas.
De hecho anoche, la banda tuvo un baterista con doble bombo, que sostuvo todo el concierto la marcha del grupo con una notable precisión y mucha fuerza.
Gore subió al escenario con un traje totalmente plateado, Gahan con chaqueta negra y pañuelo al cuello y Fletcher se aposentó totalmente de negro en su comando de teclados y notebooks.
La canción "In chains" de su último disco "Sounds of the universe" fue la elegida para abrir el concierto y para despejar todos los miedos ya que los fans pudieron comprobar que la voz de Gahan estaba impecable.
Las canciones que siguieron, "Wrong" y "Hole to feed", también son del nuevo disco y sirvieron para que el grupo llevara a la gente por un viaje oscuro, como el que propone la última, que tranquilamente podría ser la banda de sonido de la marcha de los penitentes en el purgatorio.
"Walking in my shoes" del tóxico "Songs of faith and devotion" vino acompañado del célebre video que muestra a un cuervo apoyado sobre un palo cantando.
Esos eran años en que más de un signo de muerte rodeaba a la banda porque Gahan no superaba su adicción a la heroína y saltaba de un divorcio a un intento de suicidio.
Y son quizás esos años de aprendizaje duro los que convirtieron a Gahan en un notable frontman, que tiene un magnetismo especial y una muy buena escena, sin necesidad de correr el escenario como un atleta.
Así fueron pasando "It’s no good", "Question of time", la bonita "Precious" en el que la gente marcaba el bombo en negra con su aplausos, mientras un video mostraba a una vieja máquina de escribir tipeando la letra.
A mitad del show llegó un segmento a cargo de Martín Gore, el principal compositor de la banda, ingeniero de las búsquedas sonoras, que se hizo cargo de dos baladas "Jezebel y "Home", la primera de "Sounds of the Universe" y la última de "Ultra" (1997).
Un rato después, Gore la arrancó a su guitarra el riff de "Policy of truth" del exitoso disco "Violador" (1990) y Gahan se apoderó de las almas de 40 mil personas en apenas unos minutos.
El baterista tuvo su momento de brillo en la oscura "In your room" del disco "Songs of faith and devotion" (1993), que contó con unas guitarras cortantes de Gore, que luego Trent Reznor robó y usó para Nine Inch Nails.
El siniestro hit "I feel you" también de "Violador" le permitió a Gahan desafiar a los inspectores del gobierno porteño que medían los estándares de sonido en el Club Ciudad, con un desgarrador grito.
Y detrás surgió la preciosidad del electro-rock también de "Violador", "Enjoy the silence", que conmovió los estados de ánimo imperantes en la zona de Núñez.
Para los bises, la banda peló su influencia en el rock industrial con canciones como "Never let me down again" y "Behind The Wheel" del disco "Música para las Masas" (1987).
El cierre estuvo obviamente para "Personal Jesús", aquel hitazo de "Violador" que tiene un timo de batería y unos riffs de guitarra que son marca registrada.
Inmensamente conmovidos, banda y público se dijeron "muchas gracias y adiós", más que satisfechos con las dos horas pasadas una noche abierta de octubre en una ciudad frenética del Cono Sur.
Fuente: Telam
