Para destacar, en primera instancia, la novela se convirtió en culto de las noches argentinas gracias a las grandes actuaciones de los protagonistas que generaron amores, odios y otras yerbas.
Por un lado, ese carismático y demente Oscar Nevares Sosa (Lito Cruz) que primero realizó un increíble monólogo ante el cadáver de su hijo. Fue su última humillación y desprecio hacia el ser a quien dio la vida que, desesperado entre tanta locura, decidió quitarse la vida ante sus ojos. Hasta pidió que sacaran el cadáver de su vista.
Luego, terminó con la vida de Verónica San Martín (Leticia Brédice) quien lo salvó gracias a la daga negra. La apuñaló ante el pedido de ella, que no pudo soportar que su hija se quedara con Mariana (Paola Krum). Antes, pudo escuchar la voz de Alma diciendole “mamá”. Fue el final para uno de los personajes más fuertes de este año, que generó más amores que odios por sus recurrentes diálogos y reflexiones. Simplemente, aplausos para la actriz cuya mirada antes de morir puso el moño a su impecable trabajo.
Tras encontrar el tótem de los pueblos originarios en el sur, el regüé, Andrés Bilbao (Pablo Echarri) le agregó la estrella de 5 puntas de la Logia Milenaria, al mando de Logroñeses (Daniel Fanego), que murió a manos de los secuaces de Oscar en su intento por evitar que secuestraran a Alma. Minutos antes, se vio la última escena caliente entre los protagonistas de la novela que generaron fuego con su pasión.
Segundos después, un crudo tiroteo desató el enfrentamiento entre buenos y malos, Andrés salvó a Santiago (Martín Seefeld) de la muerte y Santiago salvó a Andrés, como si de los Mosqueteros se tratara y para que este último pudiese enfrentar al malvado de la novela.
Al estar cara cara, el Elegido y su enemigo, generaron uno de los momentos de mayor tensión, y uno de los más esperados. "¿Por qué mataste a mis padres?", preguntó Andrés a Nevares Sosa. "Por amor a vos", contestó Oscar. Nevares Sosa intentó matarlo con la daga negra, pero Bilbao ya tenía la inmunidad y esa puñalada, milagrosamente, no logró su objetivo. Andrés, antes que matarlo, prefirió condenarlo por tantas muertes y el villano terminó internado en un psiquiátrico viendo los rostros de cada una de sus víctimas.
Seis meses después, la historia mostró cómo Octavio (Ludovico Di Santo) pudo vencer las adicciones y ampliar su familia con Érica (Calu Rivero) que dio a luz a un bebé. Greta (Mónica Antonópulos) se hizo cargo del estudio de Oscar que ahora lleva su nombre, adoptó al hijo de David y se casó con su pareja, Paloma (Leonora Balcarce). Lucía (María Carámbula) se queda con Santiago. Mientras que el malvado Roberto terminó en prisión y la única visita que recibió fue la de su secretaria/amante. Armenia, fiel a su ama, llevó a la tumba de Verónica su muñeca preferida y le quitó las cintas adhesivas de la boca al juguete representado con una figura rubia, igual a la dueña. La acción, quizá fue porque Alma habló y se concretó su último antes de morir.
Andrés fue nombrado juez y comenzó una nueva vida junto a Mariana, Alma y el pequeño bebé de ambos. Mientras todo es felicidad, la pequeña que ahora sí puede hablar sin problemas, salió corriendo por el parque de su hogar siguiendo a su perro. Descubrirá una estrella dibujada con piedras sobre el suelo y se oirá la voz de Logroñeses decir: “El camino es fatal como la flecha, pero en las grietas está Dios... que acecha”.
¿Qué habrá visto Alma? La incógnita para un final abierto que generó los debates de sus seguidores en las redes sociales. Cierre para uno de los mejores trabajos del año de la televisión argentina por calidad y por actuación.
Por Claudia Seta
Fuente: 26noticias.com.ar
