Una de las típicas terrazas rosarinas es el ámbito donde se reúne un grupo de amigos con el pretexto de compartir un asado, ceremonia que se extiende desde las 11 de la mañana hasta las 6 de la mañana siguiente.
A lo largo de la obra se suceden las charlas y las bromas en un verdadero culto a la amistad del que hacen gala rosarinos y porteños, transitando del humor a la emoción, entremezclando constantemente los sentimientos. (Télam).-