“Todo lo que hice en mi vida fue para este momento”, confesó y aseguró que “a los 35 ya no tengo miedo a vivir”.
El título de la tapa es simple y conmovedor: "Les presento a mis hijos". Los mellizos nacieron en California, el 25 de agosto pasado, a las 8 de la mañana. El niño pesó 3,100 kilogramos y la niña 2,900. Feliz por la llegada de sus primeros hijos, concebidos mediante un vientre de alquiler en una clínica privada de California, la actriz gritó a los cuatro vientos la noticia en su Twitter: “El sueño más importante de mi vida se hizo realidad. Soy madreeee!!!”.
Florencia asegura que al escuchar los llantos, supo que habían nacido sus hijos. “Mi corazón parecía una Ferrari. Me acerqué y les dije al oído: ‘Tranquilos, mamá está acá’”... En ese primer abrazo sentí que ellos eran prolongaciones de mi cuerpo, partes de mí. Nada se comparará jamás con esa sensación”, narró el momento en que los abrazó por primera vez.
“Ser mamá me dignifica”, confiesa ahora la actriz que recibió al medio en San Diego, California y que estarán allí hasta que se den las condiciones legales para el regreso a la Argentina, estipulado entre el 10 y el 15 de septiembre.
“Ahora comprendo lo que tantos papás me decían cuando me ganaba la ansiedad en las madrugadas de insomnio: ¡duerman ahora! Las noches se hacen difíciles, pero nada que no se solucione con esas muecas que nos derriten. Duermo cuatro horas por día, pero ellos logran sacarme una fortaleza que no sabía que tenía. ¿Eso es el instinto, no?”, dijo sobre las noches en vela.
La necesidad de ser madre le llegó a Flor “de repente” cuando empezó a notar “que había situaciones que me enternecían, como un impulso que dominaba mi atención y me cuestionaba: ¿Qué pasa, querés ser mamá? ¿Realmente es mi proyecto de vida?. Pero el tema se hizo inevitable hace dos veranos, mientras protagonizaba y producía Livin la viuda loca en Carlos Paz. Sé que el haber debutado como productora me dio una sensación de solvencia inédita. Por primera vez me sentí muy segura: estaba a punto caramelo”.
De la V aseguró que en ese sueño, la acompañó su marido: “Pablo (Goycochea) es un gran compañero. Fueron muchos meses de charla y meditación, juntos e individualmente, porque las giras nos mantenían varias semanas separados. Fue una decisión compartida de algo realmente deseado. Ese mismo verano de 2009 pusimos en marcha la investigación y contactamos a representantes de la clínica especializada, líder en maternidad por subrogación”.
La actriz contó a la revista que “en un primer momento pensamos en la adopción, pero yo aún no tenía mi documento con mi identidad. Lo obtuve tiempo después, cuando los trámites de la subrogación ya estaban avanzados. Era otro momento del país, y las leyes nos lo hacían sentir muy lejano. Recordemos que tampoco se hablaba del matrimonio igualitario”.
Pero no todas son buenas noticias, y al nacer sus mellizos, comenzaron las críticas sobre su maternidad. “Después de todo, no debo rendir explicaciones de esta decisión tan personal a nadie. La finalidad era ser mamá, y simplemente optamos por esta vía. Punto”, dice ella que no revela el nombre de la institución que la ayudó a ser mamá, la misma a la que acudieron Ricky Martín y Sarah Jessica Parker.
Flor recuerda que al visitar la institución conoció a su tutor y a la tutora de otra región que tenía unos diez portarretratos con imágenes de bebés en su escritorio. “Son los niños a los que ayudé a venir al mundo. Me hace feliz saber que colaboro a que otras personas lo sean”, le respondió la mujer. Fue entonces cuando su cabeza se abrió y dejó de lado los prejuicios: “Son mujeres fuertes, guiadas por profesionales que las controlan y contienen. Ellas lo viven como un trabajo por el que sienten devoción. Nadie las obliga, aman lo que hacen y cobran muy bien por eso”.
La actriz contó que las madres subrogadas se someten a numerosos exámenes médicos y psicológicos para evitar y asegurar la no vinculación emocional con el bebé que llevan en su vientre y se prefiere que hayan sido madres ante riesgos en la fertilidad. Confesó que “la chica que llevó a Isabella y a Paul es casada, tiene tres nenes y una vida muy tranquila aquí en San Diego. Ella vivía en su casa, asistía a controles diarios, cumplía con la alimentación necesaria y hasta con las ocho horas diarias de sueño”. Con ella, no tuvo ningún tipo de vínculo durante la gestación de los pequeños.
“Nos manejamos con un coordinador, que todas las semanas nos enviaba vía mail un informe de la evolución del embarazo. Era emocionante verlos en las ecografías: tengo guardadas cada una de ellas como en progresión. Durante los nueve meses estuve conectada ciento por ciento con la panza”, sostuvo.
En cuanto a la elección de la donante de óvulos naró que uno no arma el bebé, que es “mucho más simple... los catálogos son amplios, y uno prioriza a grandes rasgos. Por ejemplo, nosotros preferimos que sea una mujer joven latina con estilo parecido al mío, con salud impecable y por sobre todo, alto nivel intelectual. Después de todo, lo único que uno quiere es que sean sanos”.
Feliz por la maternidad, Florencia le hace frente a las críticas y no teme a la cuestión de su identidad: “En mi casa nadie va a sentarse a explicar nada. Mis hijos crecerán aprendiendo su realidad con total naturalidad. Pero ante la mínima pregunta, tendrán su respuesta”.
Fuente: 26noticias.com.ar
