En la música típica están marcados fuertes valores culturales de nuestro pueblo y tiene un marcado carácter étnico que normalmente la hace fácil de comprender a nivel internacional. Esto explica el fenómeno que constituye en España, Francia, Alemania, Grecia, Turquía, Albania y Filipinas, donde bailan chacareras como en Santiago.
“Nuestra música no es una moda. Encierra mensajes de culturas milenarias, conceptos muy profundos de modos de vidas, apreciaciones reflexivas acerca del modo de ser del santiagueño y tiene una concepción cosmopolita. Esto la hace universal, le da identidad y hace que borre fronteras y espacios”, opinó Carlos Peteco Carabajal.
Esa entidad propia de la que habla Peteco, representante de una de las dinastías folclóricas por excelencia de Santiago del Estero, ya estuvo forjada por Andrés Chazarreta, Julio Argentino Jerez, Los Hermanos Díaz, Los Hermanos Ábalos, Los Hermanos Simón, Los Hermanos Toledo, Los Hermanos Juárez, Mario Arnedo Gallo, El Dúo Jugo-Corvalán, Los Manseros Santiagueños y Los Carabajal, entre otros.
“El canto santiagueño tiene alma y vida. No es algo abstracto. Es una búsqueda constante de ratificación de nuestro ser, de expresión sentida de viejos e interminables dolores. Es pensamiento vivo de un pueblo que se resiste a caer rendido ante otros ritmos, es savia que nutre, esencia que dignifica”, nos dijo Julio Paz, de Coplanacu.
Néstor Garnica, con otras palabras, acentúa la fuerza y la vigencia plena de nuestro cancionero popular. “Santiago del Estero es tierra de promisión, es un baluarte imbatible porque aquí se conjugan manifestaciones del alma, poesía pura y sentida que remarca desde la agresividad del paisaje hasta la mansedumbre de su gente”.
Si entendemos al folclore como el cuerpo de expresión de una cultura, compuesto por cuento, música, bailes, leyendas, historia oral, proverbios, chistes, supersticiones, costumbres, tradiciones y artesanías, encontraremos en Santiago del Estero un reservorio donde aún nadie ha podido vencer a la pureza que lo caracteriza.
“Nuestro objetivo es defender las costumbres y tradiciones de nuestro pueblo, es llevar adelante la enseñanza de nuestra historia viva y rica. Más allá de los tiempos y los cambios que se generan, no claudicamos ante nada ni nadie”, afirmaría Leandro “Meneco” Taboada, presidente de la Sociedad de Folcloristas Santiagueños.
Así como para Taboada es saludable el despertar diario de nuevos valores, también lo es para Alfredo “Alito” Toledo, de Los Manseros Santiagueños. “Como santiagueño y como músico, me siento orgulloso al observar el crecimiento sostenido de jóvenes artistas que toman a la canción folclórica como una bandera. Mi provincia es paridora de músicos que luego trascienden a nivel nacional e internacional”.
Tradición y progresismo son dos palabras que se discuten desde siempre en los círculos de las aulas o callejeros acerca de cómo debe ser concebido el folclore. Si bien, la base rítmica de las orquestas típicas de este género eran la guitarra, el bombo y el violín, no debemos olvidar que hacedores de la tradición folclórica santiagueña, como don Andrés Chazarreta, supo incluirle el arpa, y Los Hermanos Ábalos. el piano.
{adr}No hay por qué alarmarse con algo que no es nuevo. No hay por qué molestarse si las nuevas generaciones le suman bajo electrónico, saxofón o flauta traversa. No le quita pureza, sino que le suma riqueza. “Siempre es bueno experimentar. Siempre, aunque respetando la esencia, es bueno innovar. Hay que tener mente y corazón abiertos para estos cambios. Yo respeto las tradiciones pero no me aparto de las nuevas formas de hacer folclore”, supo decirnos Abel Pintos en una de sus visitas a Santiago.
Hoy por hoy, Santiago del Estero es la referencia obligada para músicos de otras latitudes. “Inevitablemente, hay que ir a Santiago para nutrirse. Nosotros lo hicimos cuando tomamos como referencia a Peteco y Cuti (ambos Carabajal) para renovar nuestro canto”, confesó a PURA VIDA Mario Teruel, de Los Nocheros.
“Santiago es la tierra donde hubiese querido nacer para sentir más el canto de la patria”. Así de directa fue Soledad Pastorutti quien también triunfó con la canción de un santiagueño, Mario Álvarez Quiroga. Coincidente con Sole fue Oscar Esperanza Chaqueño Palavecino. “Tierra de folcloristas por excelencia”, expresó Palavecino.
Por su parte, desde la Fundación Andrés Chazarreta, Carmen Chazarreta, nieta del Patriarca del Folclore, remarcó:”Promovemos la obra de don Andrés y mantenemos vivo el trabajo que él hizo y con el cual enriqueció nuestro acervo cultural”.
Pero quien dio en la tecla sobre el futuro de nuestro canto fue el santiagueño Toño Rearte: “El folclore jamás estará sentenciado, porque tiene músicos y autores que lo sostendrán con jerarquía y amor a su tierra. Hay que seguir adelante por los que vendrán y pensar en positivo. Aguante el folclore nuestro”.
Fuente/ elliberal.com.ar
Por Marcelo Jozami